Los límites del derecho

Carlos Castro Riera

OPINIÓN | El derecho como norma jurídica que regula la conducta social no puede abarcar todas las manifestaciones de la vida colectiva sino a las que son de interés público relevante, y lo hace por lo común de manera general y abstracta.

No puede exigirse que exista una norma jurídica específica, particular y concreta para cada conducta humana, por lo que, para ciertas circunstancias de la vida social, las personas se guían por otras normas como las morales, éticas, de cortesía, decoro o trato social y religiosas.

En la administración pública y en el ejercicio de cualquier función pública, el derecho no llega a señalar la conducta debida para cada situación que le depare a un servidor público como la prisión preventiva producto de una infracción flagrante o de una investigación penal o la destitución por un acto administrativo que ha causado estado.

El derecho no le ordena a un prefecto, alcalde, ministro, asambleísta, fiscal, juez o cualquier autoridad, lo que debe hacer o cómo reaccionar cuando esté envuelto en un escándalo, negociado público, acoso, violencia sexual, o tráfico de influencia con familiares íntimos. No, el derecho no le dice cómo obrar, es la moral, la ética, el elemental decoro, la sensibilidad y respeto a la colectividad, que le ordena apartarse del cargo, pero, cuando con cara dura se aferra desvergonzadamente a su cargo, entonces algo grave ocurre en la sociedad y peor cuando otros servidores públicos o grupos de esbirros, respaldan y aplauden, y otros “dignatarios” guardan silencio cómplice.

Cuando eso ocurre, es que la sociedad está enferma, los pequeños periodos de convalecencia son eso, excepcionales, porque cada vez se recae en la corrupción, se vuelve crónica y más aguda, el estado de putrefacción se naturaliza y la gente se acostumbra a la basura.

Por ello el derecho presupone a la moral y la ética, caso contrario se cae en el uso abusivo del derecho, se manosean las garantías, cunden las maniobras, las dilatorias, las leguleyadas, y sobrevienen nuevos actos corruptos para evadir la ley, las sentencias, accionan los mercenarios de las redes sociales, la mentira pasa por verdad, se engaña, confunde, se enreda, todo se hace escoria y se va primero al limbo, luego al agujero negro y finalmente la impunidad.(O)