El entorno natural

En cierto sentido, la historia de la humanidad es el proceso de alejamiento del entorno natural del que procedemos y creciente incorporación a la vida urbana muy limitada en la vinculación con la naturaleza de la que seguimos dependiendo para la provisión de alimentos que llegan por vías diferentes. Hoy la población del mundo en más de un cincuenta por ciento está en ciudades. Los centros urbanos buscan reducidos espacios de presencia natural para que sus habitantes, aunque sea en mínima escala, gocen de sus encantos en parques recreativos. Es ideal que se trate de lograr algún equilibrio entre la aglomeración y de su espacio natural.

En los últimos decenios nuestra ciudad se ha expandido y ya no es cuestión de minutos llegar al campo. Cuenca, con sus cuatro ríos, tiene características envidiables y, en buena medida se ha conseguido la preservación de sus riveras. Los denominados parques lineales han adecuado las orillas con camineras para que quienes aquí viven tengan un acceso rápido a estas condiciones naturales. Se han tomado medidas para impedir que edificaciones lleguen a sus orillas en las que hay amigables y atractivos espacios verdes. El complejo proceso de canalización de aguas servidas ha hecho que nuestros sonoros ríos no sufran la contaminación de una ciudad cuya población crece.

En espacios muy cercanos a la urbe, algunos de los cuales ya son parte de ella, se han establecido los mega parques para que los cuencanos, en plan recreativo, puedan reincorporarse, aunque sea transitoriamente, a la naturaleza. Hasta ahora no tienen el uso esperado debido a las restricciones que trajo la pandemia que obliga a permanecer largos espacios de tiempo en viviendas de reducidas dimensiones y a evitar conglomerados. Este mal no durará cien años y es importante que la municipalidad haga un mantenimiento de estos parques y evite su deterioro.  Gobernar no puede circunscribirse al presente cercano sino mirar al futuro.