La UPS apuesta por laboratorios de última tecnología para sus estudiantes

Solo basta con proyectar la imagen de la computadora en una pared blanca y liza, hacer un par de configuraciones con un puntero y el espacio usado para la proyección se convierte en una pizarra.

Esta es una de las tantas herramientas que la Universidad Politécnica Salesiana de Cuenca ha adquirido en las últimas semanas para implementar una serie de laboratorios en las distintas carreras que oferta.

Uno de los espacios que recién empezaron a usarse fue el laboratorio de tecnología educativa, que está compuesto por tabletas digitales, impresoras 3D y docentes cuyo objetivo es enseñar a usar las herramientas tecnológicas para la enseñanza. Para ello, la UPS invirtió alrededor de 70.000 dólares.

Fernando Solórzano, director de la carrera de Educación, es uno de los impulsores del laboratorio que llega en un momento en que los aparatos tecnológicos son tan necesarios como los profesores en medio de esta pandemia.

“Sin toda la tecnología que se tiene ahora, yo digo que la educación hubiera tenido que paralizarse porque no se tenían las clases presenciales. Y pensando en eso mismo es que armamos este laboratorio que permitirá conectar las actividades presenciales con las virtuales”, explicó Solórzano.


Hace unos días ya se hicieron las primeras pruebas para que los estudiantes interactúen con las herramientas. Andrés Mazza/El Mercurio

Al ingresar al laboratorio, los jóvenes que se preparan para convertirse en maestros tienen a su disposición las tabletas digitales con las que siguen las clases en la pared convertida en una pantalla digital. Paralelo a ello, a través de la virtualidad, otros estudiantes también son parte de la actividad.

Pero, además de ser un espacio de práctica para los estudiantes, el laboratorio es un lugar en donde los docentes pueden crear objetos con la impresora 3D. Con el apoyo de una laboratorista se pueden imprimir las herramientas pedagógicas pensadas por los profesores.  

“Ya tenemos algunos objetos que han sido creados por los profesores. Por ejemplo tenemos piezas que ayudan a desarrollar la lógica a los niños. El objetivo es que el propio profesor pueda desarrollar sus herramientas para la enseñanza”, dijo Ana Parra, laboratorista del espacio de tecnología educativa.

Acercar la realidad profesional

El laboratorio para la educación no es el único lugar en donde las herramientas para la enseñanza priman. Al otro extremo de las instalaciones de la Universidad Politécnica Salesiana se encuentra el laboratorio de biología. Allí reposa una mesa anatómica que tiene el tamaño de un ser humano y que está cubierta por una pantalla digital. 

Bastan los dedos para acceder a cada una de las partes que componen a los seres vivos, a sus nombres, a sus funciones, a cómo funcionan y trabajan.

“Lo que podemos hacer es acceder a imágenes que han sido tomadas con resonancias magnéticas, tomografías computarizadas, radiografías y dibujos. Todo eso ha sido llevado al 3D e incluso al 4D porque podemos observar el flujo del corazón, cómo late el corazón”, explicó la docente Yaroslava Robles.

En el laboratorio de biología se encuentra una mesa anatómica que permite estudiar el cuerpo humano. Andrés Mazza/El Mercurio

Para Robles, los estudiantes que tienen la oportunidad de utilizar estas herramientas se encuentran en un momento en el que antes no había la posibilidad de interactuar con el cuerpo humano, no sin actuar de “manera incorrecta” o usar procesos artesanales.

Un siguiente paso, según el vicerrector de la UPS, Fernando Moscoso, es ampliar el número de laboratorios que continúen acercando a los estudiantes a la realidad profesional que se les avecina. Además, se espera que esos espacios sean un ejemplo para que instituciones públicas y privadas también los creen.

“Todo esto nos permite adaptarnos a la nueva realidad. Por la pandemia se nos ha obligado a repensar en los procesos de enseñanza-aprendizaje, a migrar a un modelo híbrido en el que pueden interactuar los estudiantes”, dijo Moscoso. (I)