Mucha coincidencia

Juan F. Castanier Muñoz

                                                            

 Un paciente joven, con dolor de garganta al pasar la saliva, temperatura y escalofríos, seguramente está cursando una amigdalitis y con tratamiento antibiótico va a sentirse mejor en dos o tres días. Un paciente de edad con hipertensión arterial, diabetes, tosedor crónico y que se encuentra en Cuidados Intensivos a causa de una hemorragia cerebral, seguramente va a requerir de una batería de exámenes, la participación de algunos especialistas en su manejo, una serie de medicamentos para superar su crítica enfermedad y, en el mejor de los casos, varios días de internamiento.

Si en algo coinciden, tirios y troyanos, es que el Ecuador se encuentra atravesando una profunda crisis, en varios órdenes: crisis sanitaria provocada por la pandemia, crisis económica resultado del desastroso manejo de la economía de los últimos 14 años, corrupción nunca antes vista en la historia del país y caída estrepitosa de las estructuras institucionales. ¿Es coherente que comparemos al Ecuador, con sus males, a un paciente crítico, con una serie de enfermedades concurrentes?, pues no es necesario ser un erudito para concluir que la comparación es conducente. Cómo entender entonces que determinadas organizaciones sociales, a menos de tres meses de iniciadas las acciones del nuevo gobierno, haya adoptado como eje de sus acciones, el cierre de vías, los ultimátum, las amenazas y las movilizaciones, a sabiendas, claro está, que la compleja situación económica de la gente pobre, a quienes la dirigencia gremial dice respaldar, empeora obviamente con tales medidas.

Ciertos sectores del transporte, de los arroceros, de los bananeros, de la UNE, de la dirigencia indígena, de la dirigencia sindical, han coincidido, aparentemente sin conversarse, en movilizarse para exigir del gobierno una variopinta lista de “requerimientos”, algunos de ellos legítimos y represados de muchos años atrás. “Piensa mal y acertarás” dice un refrán popular: ¿no será que andan por ahí ciertos emisarios de los perdedores de las últimas elecciones, queriendo “sacarse el clavo” y cuyo objetivo central es el desprestigio del nuevo gobierno?  (O)