El nacionalismo antichino enfría el entusiasmo vietnamita por las vacunas

Ho Chi Minh (Vietnam).- El entusiasmo por las vacunas que vive la población de Vietnam se ha enfriado en los últimos días cuando las autoridades de Ho Chi Minh, la urbe más poblada, comenzaron la inoculación de dosis de la empresa china Sinopharm, rechazada por buena parte de la población.

La desconfianza quedó de manifiesto el pasado viernes, cuando un vídeo que se hizo viral en las redes sociales mostró cómo ciudadanos se marchaban airados del centro de vacunación cuando se anunciaba que ese día la dosis inoculada sería de la china Sinopharm y no de AstraZeneca.

Desde que comenzó la inoculación de un millón de dosis de la farmacéutica china, se suceden las imágenes de centros semivacíos, muy distintos a los días previos, cuando los vecinos aguardaban su turno durante horas y las vacunas de AstraZeneca y Moderna se agotaban antes de la fecha prevista.

Vietnam, uno de los países que más ha tardado en poner en marcha su campaña de vacunación, la ha acelerado en los últimos dos meses, urgido por el peor rebrote de covid-19 vivido en el país desde el inicio de la pandemia.

Los mayores avances se han producido en Ho Chi Minh, su ciudad más poblada y principal foco de infección, donde casi el 70 por ciento de los 8 millones de habitantes oficialmente censados ha recibido ya la primera dosis.

La lentitud en la vacunación está siendo generalizada en el Sudeste Asiático, con algunas excepciones, lo que llevó este miércoles a Cruz Roja a reclamar que los países desarrollados donen sus excesos de vacunas a naciones de la zona, azotadas por la variante delta.

«NADA DE CHINA EN MI CUERPO»

En el centro de vacunación del barrio de Thao Dien, las áreas de espera que la semana pasada estaban siempre a rebosar están estos días desangeladas, a pesar del panel informativo a la entrada que explica que la vacuna Verocell, desarrollada por Sinopharm, cumple con todos los requisitos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El recelo contrasta con el entusiasmo general por las vacunas, con un 98 por ciento de la población dispuesto a recibirlas (el mayor del mundo), según un estudio publicado el pasado febrero en The Lancet.

«No quiero tener nada que ver con China. Es verdad que uso productos hechos en China, pero es distinto, no quiero que nada que venga de allí me sea inyectado en el cuerpo», dice a Efe Sa Nguyen, un creativo publicitario de 35 años residente en Ho Chi Minh, ciudad que padece desde junio el peor rebrote del país desde el inicio de la pandemia.

Al igual que el resto de empleados de su agencia de publicidad, Nguyen a esperará a la disponibilidad de otras vacunas y justifica su rechazo por un nacionalismo antichino que comparte con buena parte de la población, especialmente al sur del país, tras siglos de enfrentamientos bélicos y el agravamiento de las disputas territoriales en el Mar de China Meridional en los últimos años.

«Hace ya tiempo que en el sur de Vietnam odiamos a los chinos por las cosas que nos hacen. Intentan quitarnos nuestra tierra y nuestras islas», recalca.

A pesar de su furibundo rechazo a China, Nguyen reconoce que las vacunas de Sinopharm que han llegado a Vietnam son seguras y eficaces y culpa a la mala comunicación del gobierno del aumento de la desconfianza en buena parte de la población que no siente la misma animadversión que él hacia el vecino del norte.

«Es una vacuna validada por la OMS, pero cuando la gente ve que viene de China piensa que es de mala calidad. El gobierno solo ha informado a través de los medios de que ha importado vacunas de Sinopharm, pero no ha hecho un buen trabajo de divulgación», dice.

ÉXODO DE TRABAJADORES

Hasta el momento, 15,7 millones de personas (sobre una población de 97 millones) han recibido al menos una dosis de la vacuna, mientras que algo más de un millón tienen la pauta completa, según datos del gobierno.

La situación es especialmente trágica en Ho Chi Minh, donde se han producido la mayor parte de las 6.472 muertes por covid-19 y de las más de 293.000 infecciones registradas desde el inicio de la pandemia, con más de 200 fallecimientos al día en la ciudad en la última semana.

Ante el dramático panorama, las autoridades anunciaron que prolongan hasta el 15 de septiembre el estricto confinamiento en vigor desde hace más de cinco semanas, lo que provocó escenas de pánico en los últimos días, con cientos de trabajadores que no perciben ingresos desde hace semanas tratando de abandonar la ciudad para volver a sus lugares de origen.

Vietnam, que sorteó con apenas 35 muertes el primer año de pandemia, espera tener al 70 por ciento de su población vacunada en el primer trimestre de 2022. EFE