“Insulto al deporte”

Hugo Lucero Luzuriaga

Las denuncias generadas desde la cadena “Ecuavisa” sobre el abandono y destrucción de los Centros de Entrenamiento de Alto Rendimiento (CEAR)  para la práctica del deporte, no hacen más que confirmar  el despilfarro y  quemeimportismo que se dieron en los gobiernos de Correa y Moreno, el primero construyendo, con costos millonarios, casi que elefantes blancos, sin una adecuada planificación del cómo mantenerlos, y el segundo restando presupuesto al deporte y por ende abandonado el mantenimiento y el uso de estos espacios, que debiendo ser dedicados a servir al deporte se han convertido en monumentos a la desidia, olvido e  irresponsabilidad.

No pretendemos hacer llover sobre mojado, antes, por el contrario, tratamos de sumar voluntades ciudadanas para presionar que se investigue a fondo omisiones intencionadas o no, pero que, han causado mucho daño al país y especialmente al deporte ecuatoriano, hoy más que nunca bien representado por deportistas que brillaron en las olimpiadas de Tokio.

Existen o “existieron” cinco Centros de Entrenamiento de Alto Rendimiento (CEAR), que están descuidados por lo que exigimos una investigación a fondo para que los responsables expliquen por qué se “insulta al deporte ecuatoriano”, abandonando a los deportistas a su suerte, cuando de por medio se cuenta con estos espacios, pero que han sido subutilizados y manejados con irresponsabilidades que tienen que ser transformadas en responsabilidades, a través de la justicia.

No es justo que marchistas practiquen descalzos, que un medallista olímpico no tenga masajista, que trabajadores de las federaciones deportivas no cobren sus sueldos por 7 meses y que se lamente de falta de presupuesto cuando se despilfarra el dinero y no se valore ni se cuide lo que se tiene.

Los aplausos a muchos de los dirigentes están por demás, cuando en hechos se conoce que hay muchos “figuretes” y más insensatos que pasaron, pero, que dejaron un halo de irresponsabilidades y que siguen generando mucho daño al deporte ecuatoriano y por ende a los deportistas que en gran porcentaje se hacen y proceden de las entrañas de un pueblo sufrido hoy más que nunca por una mutación mundial sanitaria, social, económica, y puntualmente en Ecuador una crisis moral y ética. (O)