100 Días

Aurelio Maldonado Aguilar

UCI, unidad de cuidados intensivos, es un singular lugar dentro de los hospitales. Sus paredes son duro eco del dolor y testigos de la fragorosa lucha de médicos y personal en contra de la muerte que deambula sigilosa y de puntillas, entre camas y monitores, con su olor característico. Todos están atentos al pitido pertinaz y sincrónico de los monitores y al canto monótono de los respiradores que insuflan aire a los pulmones de un ser inerte que se aferra a la vida con sus yemas tibias. Habitación amplia con camas que semejan estar en escaparate muy observado. Nadie conversa y se encuentran sobre agujas, prestos a correr al menor desequilibrio de los signos vitales. UCI, catedral del dolor y el filo de una navaja que separa la vida de la muerte. Esfuerzos supremos de colegas especiales que tienen su alma y personalidad callosa curtida entre batallas. Por cerca de dos años, la pandemia nos arrinconó sin piedad y los sudarios ganaban al aliento. Todas las camas llenas y enormes listas de espera que pedían oxígeno y vida, mientras esperaban en carpas improvisadas en los parqueos hospitalarios. No existió tregua. Muchos colegas sucumbieron contagiados en su lucha humana y heroica. El médico, un ser especial que da su vida por la del ser humano que ni tan siquiera conoce. Héroes verdaderos luchando siempre en condiciones adversas y otras muchas sin sueldo ni plegarias. Casta de hombres que siempre han demostrado y ahora lo confirman, que el médico no es quienquiera. Debe tener el alma caritativa y tierna y a la vez recubierta de una coraza que intenta evadir el dolor y las lágrimas. Soy y agradezco al destino que me ungió con esta noble vocación y como sé de desvelos, sacrificios y cansancios que nuestra profesión requiere, debo orgullosamente decir que, todos los médicos en sus distintos sitiales y trincheras, nos portamos como héroes y semidioses enfrentando la peste.

Cien días de gobierno y se cumple lo ofrecido. 9 millones de ecuatorianos vacunados y continuamos acercándonos para llegar a tener la ansiada inmunidad de rebaño. Cuidémonos un poco más, pues parece que vencimos. Todos los hospitales a lo largo del país, desarman ya sus instalaciones. Las camas de UCI son usadas para otras patologías y no por el maligno COVID. La cruzada fue ardua y con muchos conflictos, pero es con largo la más grande organización social y gubernamental realizada en la vida del país. Felicitaciones a todos. Luchemos un poco más para salvarnos de la peste. (O)