La gratitud

Jorge Dávila Vázquez

RINCÓN DE CULTURA

Para mí, será siempre una experiencia excepcional el haber trabajado al frente del FESTIVAL DE LA LIRA, y lo digo púbicamente, con toda sinceridad.

Llegué cuando Cristóbal Zapata se había esforzado, en varias oportunidades, por darle brillo al evento, para que se hiciera realidad aquello que habían soñado el inmenso poeta Efraín Jara y Juan Eljuri Antón, que cristalizó y mantuvo, la realidad del Festival, mientras vivió.

Mi labor, realizada de todo corazón, contó, en todo momento con el apoyo del Banco del Austro, desde Juan  hasta el más modesto de sus empleados. Recibí de Guillermo Tálbot y sus colaboradores, y de los Presidentes de la Fundación Cultural Banco del Austro, Mario Jaramillo y Xavier Muñoz una apertura enorme, sin la cual no hubiera sido posible mantener la altura del Festival ni consolidarlo en el ámbito hispanoamericano. 

La respuesta de los grandes nombres internacionales y nacionales, que nos honraron con sus obras para el Concurso y su presencia en el desarrollo de las acciones poéticas, creó vínculos permanentes con muchos de ellos, y debo agradecerles, naturalmente

En la organización, hasta de sus menores detalles, estuvieron junto a mí Gabriela Vélez, María Isabel Roura, Alexandra Sánchez, Cristina Amoroso y Alexandra Urgilés, magnífico equipo de Eco Comunicaciones ¡Gracias por su lealtad y su infatigable y silencioso trabajo!

Tuve el importantísimo respaldo de la prensa en todas sus modalidades, y sentí la cercanía del público cuencano y nacional, en cada acción desarrollada por el Festival. 

Fue estupenda, asimismo, la colaboración interinstitucional de la Municipalidad cuencana, los Ministerios de Educación y Cultura, las Universidades, los Museos, la Casa de la Cultura, la Bienal, el Cidap, los Artistas del Puente Roto y otras entidades de educación y cultura; los colegios, que acogieron cálidamente a los poetas, con magnífico entusiasmo

No acabaría nunca de agradecer cuanto recibí en mi calidad de director y coordinador del Festival de la Lira, de mi familia, de aquellos que he mencionado y muchos más, y a todos les digo un GRACIAS enorme, porque cada uno de ustedes hizo posible que se hiciera carne entre nosotros el verbo poético de nuestra América, de nuestro país y nuestra ciudad. (O)