Leyes y amenaza

El tiempo dirá si la advertencia del presidente Guillermo Lasso tuvo o no efecto en la Asamblea Nacional cuando debata el proyecto de reforma tributaria a enviárselo en las próximas horas o días con carácter de económico urgente.
El presidente apeló a la constitucional ‘muerte cruzada’ si su propuesta no es aprobada. Una posición nada recomendable, si la finalidad es el consenso, aun en medio de las controversias.

La Función Legislativa no puede estar subordinada a la Ejecutiva, mucho peor con semejante amenaza, por más legal que sea.

Esta vez, y tal como lo solicitó, la Asamblea tendrá la oportunidad de analizar, por separado, la propuesta tributaria, la laboral, y de inversiones.

La tributaria debe estar lista para este 2021. Si así sucede entrará en vigencia en 2022; caso contrario se postergará para 2023.

Con esa ley el gobierno pretende recaudar entre USD 700 y 1.000 millones, considerados permanentes, para estabilizar las finanzas públicas. Y por eso la premura.

El Pleno de la Asamblea deberá debatir, también proponer, para mejorar el proyecto del Ejecutivo; igual el laboral, tan controvertido como el tributario.

Dejarlo a merced de la calificación o no del Consejo de Administración de la Legislatura será otro craso error. La experiencia, respecto del proyecto original, ya habrá sido asimilada.

Las resoluciones a cargo del Pleno de la Asamblea no deberían supeditarse a ese Consejo; tampoco al de las Comisiones Legislativas, dos instancias parte del entramado para, acaso filtrar solo las conveniencias o apetencias políticas. Y por eso la disputa de los movimientos y partidos para ser parte de ellas.

La Asamblea, entonces, está llamada a cumplir su rol legislativo. La crítica situación del Ecuador no da para esquivar el bulto. Hacerlo sería imitar al avestruz. No se le pide ser un apéndice del Ejecutivo. Eso no; sí a ponerse al país al hombro y cargar con las responsabilidades.

En ese contexto, el gobierno tampoco debe advertir, amenazar. Es hora de “desarmar” las palabras si se quiere “el país del encuentro”.