Ser o no ser, esa es la cuestión

Alberto Ordóñez Ortiz

La expresión del título es de propiedad de Shakespeare, la que, encaja como anillo al dedo del complejo entramado político que vive la república, atrapada por el asombro, la incertidumbre y el desenfreno de ciertos políticos por tomarse el poder. Aquí no importa el país, no importa la inseguridad que día a día crece geométricamente, la falta de empleo, el subempleo, el hambre, la miseria y el rosario de inequidades que azotan principalmente a los menesterosos. Aquí, pese a que la disolución del Estado es una amenaza que se cierne nítida sobre el horizonte, el objetivo de ese cínico exabrupto que avanza, quien lo creyera, bajo la corrupta batuta de Correa, que a su paso expide ponzoñoso pus, apunta a la destitución de Lasso. 

Eso es todo. No nos detengamos en tratar de descifrar lo que ya está claramente descifrado. Vayamos directo al grano. Las fuerzas políticas de la Asamblea y otras, buscan a como de lugar, ultimar el mandato del presidente; quien, no obstante, podría acudir al recurso de la muerte cruzada en pos de liquidar a su vez a la asamblea. Sin embargo, por crasos errores que son de dominio público, Lasso sufrió una vertiginosa caída en su popularidad, que torna incierta esa vía y que por su fragilidad podría equivaler a un suicidio político. 

En el improbable supuesto de que triunfara la muerte cruzada, lo que vendría a continuación resultara poco menos que imposible, pues, en 3 meses –lapso que concede la Constitución- no se podrá cambiar la dramática situación que abruma al país;  además, la presencia de los candidatos a la presidencia, podría reverdecer las apetencias del correísmo y a mi entender, especialmente, la de Yaku Pérez, el gran derrotado de las últimas elecciones, víctima según el pueblo, de un supuesto fraude, Entonces ¿Cuál es la cuestión? Usted, tiene la palabra. (O)