Feriado con paro, imposible

El feriado por la Independencia de Cuenca y el Día de los Difuntos es

una oportunidad para la reactivación económica de todos los sectores de

la economía, incluso del comercio informal.

En esos casos las actividades económicas se dinamizan en cadena. Gana el

vendedor de confites, como el taxista y los demás transportistas, los

hoteleros, grandes y pequeños; los vendedores de flores, los artesanos,

los restaurantes, aun los mercados, los libreros, el lustrabotas.

Es larga la lista de quienes aspiran a sacar provecho de este asueto de

cinco días. Todos se han preparado; hasta han invertido dinero, e

incluso contratado más personal para ofrecer una atención de calidad. Es

el caso del sector turístico.

Se prevé la llegada a Cuenca y a Azogues de miles de turistas del resto

del país. A causa de la pandemia lo harán un año después. La capacidad

hotelera en estas dos ciudades está a punto de coparse. Por lo tanto,

las expectativas son inmensas.

Sin embargo, el cierre de vías para impedir el tráfico vehicular y con

ello todo el gran movimiento económico que implica la transportación,

pone en riesgo esas aspiraciones.

El derecho legítimo a la protesta, y más todavía cuando estas se tornan

violentas, incendiarias, protagonizadas por un sector del país,

respetable por cierto, no puede atentar contra el de la mayoría de

ecuatorianos cuyo afán es trabajar, reactivarse económicamente en este

feriado.

Ojalá prime la sensatez entre los manifestantes, sobre todo en sus

dirigentes, algunos prevalidos por hablar a nombre de todo el pueblo

ecuatoriano; o de llevar a sus huestes, las más, obedientes u obligadas,

al extremismo.

De continuar el bloqueo vial sería gravísimo para la alicaída economía

de todos. Posiblemente llegue a cancelarse reservaciones en los hoteles.

Si no hay garantías suficientes de libre movilidad mal pueden los

turistas arribar a su lugar escogido para el esparcimiento. En nuestro

caso, a Cuenca, Azogues, entre otros cantones.

Se ha ofrecido suspender el paro. El país trabajador, el del diálogo,

eso espera cuando menos.