Cuenca y Azogues

Cuenca y Azogues, este 3 y 4 de noviembre, en su orden, conmemoran 201

años de independencia en medio de una especial coyuntura política,

social, económica, y de salud.

Al ritmo del proceso de vacunación en contra del Covid-19 ambas superan

lo doloroso de la pandemia, cuyo impacto significó la pérdida de cientos

de vidas, ni se diga el retroceso económico.

Por ello sus respectivas autoridades, sectores productivos, la población

en particular, tratan de reactivarse, sea fomentando emprendimientos,

construyendo obra pública -aunque poca-, e invirtiendo recursos para

reflotar negocios, pequeñas empresas, o crear otras.

En lo político, Cuenca y Azogues mucho dependen de cuanto le vaya bien

al gobierno; pues gran parte de los presupuestos municipales se

financian con recursos provenientes del Estado central.

Y, en tales circunstancias, la crisis económica siempre repercutirá en

el envío oportuno de las transferencias, un hecho sin embargo real desde

gobiernos anteriores, incluyendo hasta recortes presupuestarios,

justificados, según el Ministerio de Finanzas, por la pandemia; pero

ignorando los gastos no previstos realizados por los Municipios de

Cuenca y Azogues por aquella misma causa.

Las dos ciudades deben, y así lo han hecho, salir adelante por sus

propios esfuerzos; pero también de sus administradores, prefiriendo la

inversión al gasto, propiciando oportunidades para la inversión, para el

turismo, eliminado trabas para el resurgimiento industrial, o abriendo

camino a los emprendimientos. Esto podría frenar en algo la masiva

migración irregular a Estados Unidos, cuyo sueño no siempre se cumple.

Con las diferencias del caso, Cuenca y Azogues tienen los mismos

problemas: movilidad, inseguridad, vialidad, dotación de servicios

básicos, acceso a la tecnología.

El avance de la urbanización prácticamente une a las dos urbes. Es un

asunto serio. No prevenirlo con planificación puede traer consecuencias

de toda índole.

La conmemoración de estas gestas cívicas debe servir para renovar los

bríos, el optimismo, y cultivar el buen sentido de ciudadanía.