Horrible

José Chalco Salgado

La situación carcelaria y de seguridad del país, es horrible. Claramente se ha establecido en el Ecuador un tiempo de delincuencia organizada que trabaja con dinero, sin duda, mucho dinero.

El nivel del conflicto no es menor. La raíz o nervio central, no está siendo atacado. Las cárceles del Ecuador se encuentran ante una encrucijada: ¿son realmente cárceles o centros de dirección de los más altos delitos que se puedan producir en el Estado? Hay nombres y apellidos de quienes agitan y orientan lo que sucede. ¿Dónde están las acciones contundentes?

La supremacía estatal se encuentra en la borda, o quizá, rebasada. Y no es culpa estricta del actual Gobierno. Hay que reconocer que la tolerancia al narcotráfico y su configuración, conforme muestran los indicadores, provienen de un tiempo anterior en el cual se toleró y facilitó la permanencia de actividades ilícitas en todo el país. Todo el tiempo, inclusive desde las propias esferas más internas del poder político.

El Estado tiene como finalidad ser una construcción jurídica y política que busca canalizar, o mejor dicho, alcanzar el bienestar de sus ciudadanos en conformidad con el mínimo establecimiento de un orden que así lo habilite el monopolio -exclusividad- del uso de la fuerza o coerción. Ahora bien, esa fuerza o coercitividad estatal, ha sido burlada; lo que es peor, parece ya no estar en manos del aparato estatal sino de las organizaciones criminales que matan, secuestran, extorsionan y hacen su propia “limpieza social”, constituyéndose la realidad en un horrible y grave problema.

Ante esta realidad, se requiere de la experiencia de aquellos países que han combatido y han sufrido del narcotráfico y el caos delincuencial. No se puede subsanar fácilmente desde las buenas intenciones. Se requiere técnica, decisión y experiencia, sino el futuro será: más horrible. (O)