Gratitud frente al valle de la queja

Karina Elizabeth López Pino

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”
Filipenses 4:6

¿Podemos darle la honra y la gloria al Creador por todo cuanto nos ha dado los 365 días del año? o ¿más fácil es quejarnos por aquello que todavía no tenemos o no podemos conseguirlo? Con la mano en el corazón examinemos ¿cuán gratos somos en la vida?

Si estamos distantes de reconocer el amor de Dios reflejado en cada bendición difícilmente, habrá gratitud con las personas que nos rodean. Quizá, en este mes cercano a culminar el año 2021 podemos reflexionar aquellos pendientes y así, con actitud comenzar un nuevo caminar.

Que tal si empezamos a valorar al que está a nuestro lado, al que nos colabora con la limpieza de la casa, con el trabajador que es el motor de la empresa y su productividad, del maestro que imparte el conocimiento en nuestros hijos. Con el repartidor del gas, de gasolina, el jardinero y el recolector de la basura, que bien merecido tiene un saludo.

Empecemos a retomar la educación y cortesía para que nuestros hijos, nietos o sobrinos aprendan con el ejemplo y reproduzcan esos valores que tanta falta hacen en nuestra sociedad.

Retémonos a ser felices, para lograrlo hay que quejarse menos. Recordemos que la felicidad se edifica en la paz, el gozo, el amor, la sabiduría y la paciencia que está en el interior de cada ser humano. Lo referido son regalos divinos que no tienen un valor monetario, por tanto, no se los consigue con dinero. La fuente de estos regalos proviene de la relación que tengamos con el dador de la vida. Es necesaria una vida espiritual.

Saquemos un tiempo de nuestro agitado día para agradecer por los alimentos, la salud, el trabajo, la familia, los retos, por los procesos y por esos sueños que se construyen con el esfuerzo diario.

Difícilmente, la prioridad será agradecer y reflexionar cada bendición recibida en un mundo capitalista, en el que lo verdaderamente importante es el movimiento del dinero y la productividad con elevadas ganancias. En 1620 un grupo de peregrinos que llegaron a los Estados Unidos enfrentaron uno de los inviernos más duros de aquellas épocas. Para otoño, la tierra generosamente les dio una gran cosecha, desde entonces, comprendieron el valor de ser agradecidos.

Bajo este contexto, en 1941 el presidente Lincoln, de manera oficial, declaró al último jueves de noviembre como el Día de Acción de Gracias. Sería interesante adoptar tradiciones y costumbres que nos llevan a ser más sensibles, más humanos. A ser más felices disfrutando de un tiempo en familia. (o)