GRACE, una fundación altruista que extiende su mano amiga al migrante

4.600 personas de diferentes partes del país están registradas en esta organización.

El ropero es uno de los proyectos que lleva adelante la fundación GRACE. Xavier Caivinagua/El Mercurio

“El amor se derrama sin miedos ni discriminación”, es el eslogan de la Fundación GRACE, llamada así por las iniciales en inglés de Give Refugees a Chance (Dar una oportunidad a los refugiados).

Esta organización sin fines de lucro, conformada en su mayoría por venezolanos, brinda atención médica integral al migrante que bien se encuentra de paso por la ciudad o vive en ella.

La Fundación se originó en 2019 cuando “un gringo se encontró con un médico venezolano que estaba vendiendo limones en un semáforo. Él quedó muy impactado con este cuadro, por lo que juntos se les ocurrió la idea de crear un consultorio en la posada San Francisco, que con el tiempo fue creciendo”, expresa Deyanira Ocando, administradora de GRACE.

“Lamentablemente, la mayoría de venezolanos salimos en condiciones forzosas de nuestro país, y muchos no pudieron apostillar sus títulos ni traer sus papeles para convalidar en otro país”, acota.

Ocando comparte que los servicios que brindan son: medicina general, odontología, psicología y próximamente ginecología y pediatría.

Las consultas son gratuitas para personas de escasos recursos económicos. Quienes se encuentran en la posibilidad pagan un precio módico de cinco dólares.

“Contamos con médicos locales, el resto del personal es migrante porque como Fundación también buscamos generar fuentes de empleo para los migrantes”.

A más de estrechar su mano a los extranjeros también lo hacen con los propios cuencanos. “Atendemos a todas las personas que necesiten nuestros servicios”, expresa.

En este sentido se han visto beneficiados ecuatorianos, venezolanos, peruanos, colombianos, mexicanos y hasta un haitiano.

Otros proyectos sociales

Las instalaciones de la Fundación Grace se encuentran en las calles Mariscal Lamar y Guillermo Medina. La casa arrendada va quedando pequeña con el paso del tiempo debido a que varios migrantes acuden cada vez más en busca de ayuda.

En este local se desarrollan varios proyectos sociales, como el denominado Ropero. “Pedimos ropita que no estén usando y que se encuentre en buen estado para posteriormente entregar a las personas que más necesitan”, destaca la también venezolana Gabriela Rivera, quien es recepcionista y la encargada de llevar las estadísticas en la Fundación.

El miércoles precisamente realizaron la entrega de ropa y otros objetos a las familias migrantes con motivo de Navidad. Estos y otros artículos son donados por gente e instituciones caritativas.

“También tenemos proyectos enlazados con el banco de alimento y el banco del bebé que nos hacen donaciones de alimentos y pañales, que son distribuidos entre las cerca de 1.600 familias registradas en nuestro sistema”.

“En el futuro tenemos previsto sacar adelante otros proyectos como abrir un comedor”, acota la chef pastelera que llegó a Ecuador el 26 de agosto de 2017, debido a la situación social-política de su país de origen.

En este sentido destacó que las personas interesadas en apoyar este proyecto con donaciones pueden hacerlo a través de las redes sociales o llamando al teléfono móvil 0963171970. “Para nosotros todo suma”.

La Guardería Sueños&Sonrisas, por ejemplo, fue una de las instituciones que se sumó a esta causa. Marisol Guzmán, directora del establecimiento, explicó que por segundo año trabajan en el proyecto “Cajita del Samaritano”, que consiste en donar objetos por parte de sus alumnos. “Cada papá, mamá e hijo lo hizo con mucho amor, está llena de artículos que les puede servir”.

El acto de entrega fue muy emotivo. Los alumnos fueron entregando sus “cajitas” a las representantes de la Fundación.

Los niños de la guardería Sueños&Sonrisas demostraron su solidaridad donando unas cajitas con objetos a esta organización sin fines de lucro. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Realidad

Deyanira Ocando, quien radica en Ecuador desde el 22 de febrero de 2018, opina que actualmente sus compatriotas necesitan fuentes de empleo porque “el venezolano no quiere estar de fundación en fundación, ni de semáforo en semáforo, lo que quiere es valerse por sí mismo y atender a sus familias”.

“Nosotros llegamos a Ecuador en calidad de migrantes por lo que debemos adaptarnos a la cultura y al sitio en donde estamos”, agregó la licenciada en administración.

Reconoce que “muchas veces las personas se van cerrando y perdiendo la confianza en los venezolanos por sus actos, sin embargo, no se puede generalizar.  En todo lugar hay buenas y malas personas, por lo que les pedimos un poquito más de empatía”, concluyó. (I)

LA CIFRA

1.200

personas se han atendido desde julio, que volvió la atención, en la Fundación GRACE.