Asamblea constituyente

Alberto Ordóñez Ortiz

Con la posible reforma constitucional de la justicia, anunciada como globo de ensayo por el presidente, se agitó el gallinero. Cacarearon por aquí y por allá, y uno que otro gallo intentó imponer su canto. La estridencia provocada, como tenía que ser, causó severo dolor de oído. Cuando se plantean temas tan acuciantes, nuestros pobres televisores son copados por los rostros de los “politólogos” de todo tipo, incluida esa nueva especie: la de los “constitucionalistas” que, en conjunto, excepciones de por medio, hablan mucho y dicen poco. 

No señalaron -ni de lejos- la norma constitucional que estipula la obligatoriedad de la vacuna contra el Covid. ¿Y cuál es?, pues el numeral 7 del Art. 83 de nuestra Carta Magna en cuanto dispone que es responsabilidad de todos: “Promover el bien común y anteponer el interés general al interés particular” ¿Les parece señores constitucionalistas? De vuelta a la consulta, creo que convendría que se proponga la expedición de una constitución –nueva- que reemplace a la hiperpresidencialista vigente.

Cierto que el momento de mayor popularidad del presidente habría sido el ideal, sin embargo, todo dependerá del texto de la pregunta. Debería ser tan simple y clara que obtenga por respuesta un firme sí. Permítanme intentar una que vaya en esa línea: ¿Estaría de acuerdo en que se convoque a una Asamblea Constituyente para que dicte una nueva Constitución que reordene y fortalezca las instituciones estatales en orden a lograr su mayor eficiencia, como la absoluta vigencia de los derechos humanos, económicos y sociales, dando prioridad a los que apunten al incremento del empleo, de la vivienda, de las remuneraciones y del sostenido avance de las condiciones de vida en general, para alcanzar, así, la plenitud de la democracia? Es una sugerencia. Nada más. Ni nada menos. (O)