Caos institucional

Una especie de caos institucional vive Ecuador en estos momentos como consecuencia de una velada lucha de poderes. A lo mejor, ni siquiera eso; sino de querer ejercer control, de promover el desgaste del gobierno, y de allanar el camino para beneficio de intereses partidistas.

En tales circunstancias, el país como tal poco o nada importa; peor el cumplimiento de deberes y obligaciones de las instituciones del Estado en el marco de la Constitución.

El Consejo de Participación Ciudadana, creado, como se ha dicho, para controlar todo el andamiaje institucional del Estado es víctima de sus luchas intestinas.

Tener en sus manos ese mal llamado “Quinto Poder” para moldearlo de acuerdo a sus movimientos, parece ser el afán de quienes han provocado una hecatombe impredecible.

Mientras sus integrantes se enfrascan en una pugna sin fondo, la designación de Contralor, Defensor del Pueblo, Defensor Público, Superintendente de Compañías, y la renovación parcial del Consejo Nacional Electoral, están en el limbo.

Los respectivos concursos, de méritos y oposición suelen llamarlos, ni siquiera se configuran, precisamente por la intención de poner zancadillas para favorecer a sus acólitos.

A ese vacío se suma la renuncia de la presidente del Consejo de la Judicatura, cuyo reemplazo titular es otro condimento para el caos institucional, como también lo son las razones esgrimidas por la funcionaria saliente.

La renunciante se va, según ha dicho, por no estar de acuerdo con las resoluciones de la Corte Constitucional, entre otras, respecto a quitarle facultad para emitir sanciones disciplinarias provisionales en contra de funcionarios judiciales.

Y está lista la nueva pugna sobre quién debe reemplazar a la exfuncionaria. La designación de un interino no satisface ni a la Corte de Justicia ni a quien insinuó ella. La decisión recae en el dinamitado Consejo de Participación, cuyo candado puesto por el Transitorio es otra cuña del caos.

Así discurre la institucionalidad del país, cuya Constitución, al parecer, fue hecha para vivir en el caos o hilvanando soluciones al apuro. (O)