Saquen las manos del CPC

Leonard Durán

El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social es la “madriguera” que todos quieren tenerlo en sus manos.

El “correísmo” lo tuvo durante todo su reinado, bajo la consigna de “donde manda capitán no manda marinero”.

Ahí se incuban los nombramientos del contralor, del fiscal, del procurador, del Consejo Nacional Electoral, del Tribunal de lo Contencioso Electoral, de superintendentes, del defensor del pueblo, del defensor público.

Es decir, todo el andamiaje requerido para gobernar en las sombras, sin que nadie diga nada; maniobrar, si es necesario, la voluntad popular; perseguir a opositores, elaborar informes así renieguen la verdad de los hechos; tapar o maquillar cifras.

¿Se acuerdan del contralor que, tras un amaño de concurso, obtuvo la calificación 10/10? ¿Del fiscal general “Yo si sé”; o de aquel de los diálogos furtivos con el exministro liliputiense? ¿Del CNE de los apagones informáticos? ¿Del Defensor del Pueblo para quien, en octubre de 2019, la destrucción de Quito, el incendio en la Contraloría, y otras acciones vandálicas, simplemente no ocurrieron?

La novelería de “refundar” la patria se convirtió en alcahuetería. Consejo, ¿de participación ciudadana? Consejo, ¿de control social?

Electos, sus miembros responden a los dueños de movimientos y partidos políticos. Entonces, ¿de qué participación ciudadana se habla? ¿Qué y a quién controlan? 

Lo que sucede con el actual Consejo raya en lo grotesco. Una lucha sin cuartel por tenerlo bajo su égida. 

Abortada la componenda para dirigir la Asamblea Nacional entre socialcristianos y correístas, una vez que Guillermo Lasso se dio cuenta de que lo pondrían contra las cuerdas, ahora luchan, incluso ya sin vergüenza, por no sacar sus garras de ese bodrio institucional. ¿Cómo así, tan pronto es removida la presidenta, viene la amenaza de juicio político a la nueva mayoría, otra señal del gatopardismo?

En esa verruga enquistada en el cuerpo del Estado, al que absorbe todo lo que pueda, no hay independencia, peor transparencia. 

Pero sin han llevado hasta la cama para defender los cargos, mientras “juecesillos” juegan con los recursos de acción constitucional.

Pues entonces, ya pues, socialcristianos, corresístas, conaies, exemepedecistas, saquen las manos de ese bodrio. Están descubiertos. ¿O no saben que las hienas jamás devoran en silencio la presa robada? (O)