Tolerancia e intolerancia

Hugo Lucero Luzuriaga

A propósito del año electoral que nos viene, creemos que es oportuno señalar que en nuestro país los conceptos de tolerancia e intolerancia se manejan de acuerdo a intereses y circunstancias, sin importar la sensatez, el daño a los demás, peor el bien común.

En esta época de pandemia lo que más se practica es la intolerancia e irrespeto a las normas de bioseguridad y a las demás personas, pero, lo que llama la atención es la intolerancia de algunos políticos, pues se creen los adalides de la verdad, incluso hacen apología de pensamientos ajenos llevados por el fanatismo y servilismo a mandamases que han evadido a la justicia, empero, también hay intolerantes en la otra orilla, “los ganadores de las elecciones”, al decir que trabajaron para su líder, insisten que son los fieles seguidores del “zapatito rojo” y que todo lo que se denomina izquierda son sus enemigos a los que hay que combatir.

La intolerancia se ha transformado en tolerancia extrema a la que hemos llegado los ecuatorianos, al aceptar casi como “normal” los actos delictivos que se suceden a vista y paciencia de la gente que no reacciona; y lo más preocupante: la presencia de algunos funcionarios que deben impartir justicia pero que delinquen en favor de testaferros y traficantes. Que podemos comentar lo tolerantes que somos los ecuatorianos al permitir que, un grupo de 5 intolerantes se peleen por ser los dueños del CPCCS en función de muchos intereses como: el de poder meter la mano para nombrar a nuevas autoridades y entre ellas al nuevo Contralor obediente, que permitiría hacer olvidar las travesuras de la “década perdida”, u otros opuestos intereses como los del actual gobierno cual es el de contar con autoridades de control que estén a su disposición.

En definitiva, podemos ser tolerantes o intolerantes, pero no sacrificando la verdad, sobre todo sabiendo que este mes de febrero es el punto de partida de un año electoral donde los ecuatorianos acudiremos a las urnas para elegir, OJALÁ QUE BIEN, a prefectos, alcaldes, ediles y miembros de las juntas parroquiales. (O)