Cumplimos dos años de un tormento que como un sueño triste nos permitió recapacitar y reflexionar sobre las débiles y en muchas ocasiones, escazas fortalezas que sostienen nuestras vidas terrenales, sí, es cierto, nos consideramos la cúspide de la civilización humana, pero aún no hemos podido dominar estos ataques que bien podríamos denominarles fantasmas, pues son pocas las personas quienes han logrado mirar y conocer de primera mano al virus denominado “corona”.
Muertos en las calles, familias enteras despedazadas, economías destruidas y una profunda lección nos acompaña hoy los caminos que aún tienen consigo rezagos que pretenden revivir y hacernos batalla con rebrotes que para nada queremos que sucedan nuevamente.
La humanidad se está reponiendo de a poco, el principio de resiliencia está presente entre todos quienes hemos logrado sobrevivir hasta el día de hoy a este nefasto virus, honremos la memoria de quienes hoy ya viven únicamente en nuestros recuerdos y demos combate sin tregua a estos intentos de nuevos ataques que se escuchan se están gestando. Por todos quienes ya no están hoy con vida y, por aquellos que tenemos una oportunidad adicional de respirar por un día mas, cuidemos nuestros pasos, cuidemos a los nuestros y ante todo, seamos cautos contra un fantasma que aun convive con nosotros, que las medidas adoptadas y todo el desgaste que hemos depositado en combatir esta peste, no sea en vano, aguantemos un poco más, demos algo adicional de guerra para que este virus viva únicamente en los nefastos registros históricos de la humanidad.
