El verdadero tesoro

Eduardo Sánchez Sánchez

Es importante recordar que en el Código de Hammurabi (1750 aC) del imperio Babilónico, se encuentran los primeros preceptos relacionados con la defensa jurídica del medio ambiente.

Con la explosión demográfica de nuestro planeta, las inequidades que abundan, más la irresponsabilidad ambiental que nos ha conducido a gestar el cambio climático, también el agua empieza a ser protagónica de una verdadera crisis que golpea a los pueblos de manera extrema. En la invasión de Ucrania, el agua juega papel fundamental en la sobrevivencia de ese maltratado país.  Existen regiones más agredidas en el globalizado mundo, sequía y desastres naturales frecuentes, en donde la resiliencia es trascendente para la recuperación de los pueblos. Agrava la crisis hídrica las varias formas de contaminación que repercute en la salud y empobrecimiento de tierras, agricultura y ganadería. Y es verdad que no hay más tesoro que el agua y no el oro, cuando la minería es tan degradante y gestora de hambre y miseria, el Ecuador recibe migajas de aquellas explotaciones. Lo importante es el agua y el futuro para las próximas generaciones.

Los cordones que se generan alrededor de las urbes citadinas, en donde es protagonista la pobreza, no presenta solución a la entrega de servicios sanitarios, ni existe infraestructura que posibilite brindar agua limpia y segura.

La Constitución del Ecuador (2008), en el artículo 318, cita que “el agua es patrimonio nacional estratégico de uso público, dominio inalienable e imprescriptible del Estado, y constituye un elemento vital para la naturaleza y para la existencia de los seres humanos”.

Por lo manifestado, es impostergable el apoyo que Cuenca y el Azuay, siempre relegados del Poder Central, debemos brindar al Proyecto de uso múltiple Soldados-Yanuncay, promovido por Elecaustro S.A y de beneficio colectivo. (O)