El lenguaje de las armas

Roberto Vivar Reinoso

“Si quieres la paz, prepara la guerra” es el axioma de la Rosa imperial, que determina desde ahora, en buena medida, el fin de la globalización, reemplazada por bloques geopolíticos, cada cual, pugnando para captar mercados, ampliar su hegemonía e invertir en regiones amigables, caso de América Latina.

Al mismo tiempo, la guerra de Rusia y Ucrania apoyada por la OTAN, despierta el apetito bélico de las grandes potencias europeas, que destinarán hasta el 3% del producto interno bruto para fortalecer la defensa, pese a la trágica experiencia de dos guerras mundiales. Igual camino toman China, Corea del Norte, Irán, India, Pakistán, afanándose por consolidar su poderío nuclear para afrontar cualquier contingencia.

Sudamérica también habla cada vez más fuerte el lenguaje de las armas, debido a conflictos internos y externos. Venezuela, Colombia, Brasil, Argentina que recuerda cuarenta años del fallido intento por recuperar las islas Malvinas. Quiere hacerlo nuevamente con la diplomacia, pero en el fondo sabe que, sin equipamiento castrense, jamás podrá hacerlo contra la poderosa Inglaterra.

Tras dos confrontaciones bélicas contra Perú por disputas territoriales, Ecuador libra este momento combates casa adentro, contra la delincuencia organizada y cada vez más agresiva, que se tomado las cárceles, las calles, la política, las ciudades, el campo, pues los métodos civilizados, las leyes, el diálogo, resultan insuficientes. Esto absorbe crecientes recursos estatales destinados a equipar los elementos del orden, frenados con frecuencia por dudosas protecciones sociales, especialmente, relacionadas con los derechos humanos que, sin embargo, exigen resultados a corto plazo. Así no hay salida; por lo cual, es necesario apretar más fuerte, antes que la situación se torne incontrolable. (O)