El doctor Rubén; la medicina como servicio

Tito Astudillo y A.

Retornó a la Divinidad el doctor Rubén Astudillo Quintanilla, médico humanista, fraterno y solidario, profundamente comprometido con la práctica de una medicina especialmente dedicada al servicio y acompañamiento de altísima calidad, desde el ejercicio privado y la asistencia pública. Una experiencia de reciprocidad humana con vocación y excelencia.

Más allá de la cátedra universitaria que ejerció con dedicación y solvencia en la formación de tantas generaciones médicas, fue un maestro en el día a día de su práctica sustentada en una sólida base científica, ética y compromiso social; en el discurso de su conversación docta, didáctica y afable que se traducía en lección de vida, formación y perfeccionamiento profesional que como Norte tenía la excelencia que, al final de su jornada, se expresa en una tradición médica de superación permanente que se inició en la Clínica Santa Clara en 1957, continuó en el Hospital Latinoamericano y se consolida en la actual Clínica Latino y una  tercera generación médica familiar, forjada en su ejemplo: sus hijos y sus nietos con diferentes especialidades pero con la misma directriz, mística y calidad al servicio de Cuenca, la región, del país y de la humanidad cuando la ciudad cosmopolita se vuelve escenario de encuentros multinacionales. Brillante y honorable como era en su práctica profesional, fue requerido, muchas veces, por los servicios de asistencia pública como Director de la Jefatura Provincial de Salud del Azuay, médico de la Alianza Obrera del Azuay, médico del hospital “San Vicente de Paul”, entre otros espacios de servicio comunitario.

Recibió honrosas distinciones como la presea, “Benigno Malo”, de la Universidad de Cuenca; la presea, “Timoleón Carrera Cobos” del Colegio de Médicos del Azuay; la condecoración Al Mérito del Congreso Nacional; Condecoración de la Presidencia de la República; y la más importante, su permanencia en el imaginario colectivo como el “Doctor Rubén”, así con cariño, con gratitud y admiración, como se los recuerda a los Protomédicos Cuencanos. (O)