La crisis de la justicia…     

Hugo Darquea López

Si nos referimos al valor y principio de Justicia solamente cabe tener presente su sentido y significado esencial: “Dar a cada quien lo suyo, no causar daño y vivir honestamente” así lo definieron los juristas en los albores de la cultura greco latina, son más de dos mil años de incesante búsqueda.

 Pero así mismo, mil veces o un millón y más de experiencias en contrario y por todos los mundos, tiempos y geografías de nuestro planeta, se constata su perenne violación, al punto de homologar su búsqueda con la alegoría de Sísifo, quien todos los días tenía que subir la montaña cargando una enorme roca, que una vez depositada en la cumbre, rodaba otra vez y otra vez, sin lograr edificar la sociedad sobre cimientos éticos perdurables.

Hoy, el Presidente clama diciendo que no puede imponer su criterio a las otras funciones del Estado, pero no se pide tal despropósito sino que se actúe en defensa de la sociedad herida por la corrupción y el desorden establecido en el siniestro proceso de los 10 años de perversión de las funciones del Estado al servicio de un tirano contumaz, que pretende retornar al poder, en alfombra roja, con Glas y más títeres de su satrapía.

Cumplir las promesas electorales es un deber sagrado. El Presidente Lasso actúo y actúa bien con la creación de 350 mil nuevos empleos y la vacunación contra el covid pero pese a sus esfuerzos, el congreso, opositor, impide la realización de sus proyectos sobre inversiones, trabajo a todo nivel, medicina y seguridad social y jurídica, por eso la población ante tales falencias exige el nuevo orden constitucional.  En esta perspectiva el gobierno debe dar el paso decisorio: Liberar al País de la corrupción y sus secuelas.  Es hora de las decisiones para abrir el camino del cambio.  (O)