Un Bicentenario con saldo rojo

Guillermo B. Velez Faican

Este  24 de mayo es la gran oportunidad para que los ecuatorianos  aparte de recordar  dos siglos de la victoriosa gesta del “Pichincha”, tengamos hoy la oportunidad y quizá la obligación de realizar con mucha aproximación y claridad un balance o una valoración política, económica, social, legal y  militar de todos los  grandes objetivos que  a partir de  un 24 de mayo de 1822 se propusieron alcanzar a corto, mediano y largo plazo, si consideramos que doscientos años es un espacio de largo plazo, es preciso que   a la luz de la verdad y sin sentimiento  patriotero  alguno  se analicen y se muestren  si los resultados políticos , económicos y sociales que  hoy como país  nos  cobijan están  o no a la altura de haber  consolidado ese soñado  Estado  libre, independiente y soberano.

Bien se dice, que no  siempre las grandes  victorias que se logran en el campo  de batalla  predicen o aseguran  los éxitos y la prosperidad  de los pueblos, quizá el mejor parámetro para verificar el cumplimiento de esta premisa se vea demostrado en la verdadera identidad y cultura alcanzada por un pueblo, en el desarrollo equilibrado y sostenido de su economía, en la presencia y el respeto de una justicia pura, en la ausencia de corruptos y corruptores, en la presencia de gobiernos y lideres que no piensen solo en sus  caprichos megalómanos y quizá  en los mezquinos intereses de falsos lideres y políticos quienes  lamentablemente en su mayoría y  a lo largo de nuestra vida republicana han partido y repartido nuestro país conduciéndonos a un paraíso lleno de pestes y enfermedades  donde  todo y nada hay.

Y en donde todo y nada hay, sólo pasan los años y en ese paraíso el avance sigue la regla del cangrejo avanzar menos y retroceder más, en términos generosos han transcurrido doscientos años y la sangre de nuestros próceres y héroes hoy solo es memoria, hemos perdido el año, nuestro saldo es rojo. (O)