Cuenca: revocatoria del mandato

Alberto Ordóñez Ortiz

Cuenca se ha erigido –como casi siempre ha ocurrido en otros temas capitales- en líder de la revocatoria del mandato del presidente Lasso, cuya presencia en la conducción del país, –ausencia, sería más preciso- ha sido, sin duda posible, la más nefasta de la historia republicana. Sin embargo, no se ha detenido en sostener cínicamente que es “el presidente del encuentro”, ¡sí!, pero del encuentro con el mayor desgobierno de que se tenga memoria. “Juntos lo haremos”, agrega, ¿cómo que juntos?, si a él le eligieron y no a nosotros. Con esa música a otra parte. A donde le gusta: A su banco y a sus business. A propósito de bancos, el Pacífico avanza hacia su venta. Qué intereses habrá a más de los que cobran. El tiempo, lo dirá. 

¿De qué otras obras podemos hablar? Se dirá que, de la vacunación, pues no, se cae por su propio peso frente a los rebrotes en varias ciudades, porque la “población de rebaño” no está vacunada. Funcionarios de alto rango le han retirado su apoyo.  Es que ningún demócrata puede estar con quien tiene cero en vialidad, cero en salud hospitalaria, cero en empleo: 6 millones de desempleados, cero en seguridad, ni se diga en la carcelaria y, desde luego, cien sobre cien en la descomunal pandemia económica, como en la intromisión en los otros poderes del Estado: suspensión del presidente de la Corte Nacional que habría acordado con Murillo y Morillo asociados, defensa a ultranza de Llori, la presidenta de la Asamblea hoy defenestrada. La reunión sobre seguridad con los alcaldes. Fracaso total. En suma, como decían los antiguos, ni hace, ni no hace, sino todo lo contrario. ¿Y la muerte cruzada?, por ser a destiempo. la perdería de forma inevitable. 

Por lo dicho y mucho más, nuestra ilustre Cuenca, liderada por Darío Ordóñez Aray, ha sido la primera en inaugurar un Frente para la revocatoria del mandato de Lasso. Al momento, las firmas de respaldo son numerosas y está abierta la ancha avenida de los millones de desencantados que se integrarán a esta gran cruzada por el retorno a la gobernabilidad.  Si así llueve, que no escampe.  (O)