Cochas en Gugualzhumi

Tito Astudillo y A.

La posibilidad de que el entorno del Guagualzhumi se convierta zona de extracción minera, como se colige de la denuncia de una concesión minera en sus faldas, en lo personal aviva recuerdos y nostalgias de uno de los sitios de excursión, senderismo y mirador, hito arqueológico, mítico e histórico que he visitado muchas veces desde que recuerdo.

Una de esas visitas fue buscando ubicar a la legendaria laguna de Cochas, presente en el imaginario aledaño como proveedora de materia prima para la artesanía de totora, como las tradicionales esteras de múltiple utilidad en el sector rural como alfombra casera, cortinas, para el tendido de la cama, para secar granos al sol y para constituir los taques en los que se guardaban el maíz, los porotos, habas, arvejas, cebada, productos base de  la alimentación campesina, material de intercambio y venta en los mercados de la ciudad y con los mercachifles que, a cambio ofrecían aparejos de uso doméstico como lámparas, tijeras, cestería de duda, productos de hojalatería, de cerámica, textiles y más que llevaban en esas grandes torres que cargaban en sus espaldas estos fastuosos comerciantes ambulantes anunciándose, de casa en casa, en tiempos de cosecha: –ama de casa se puede vecina- y se armaba la feria doméstica. También llegaban los estereros de Paccha, quienes contaban que sus esteras y otras lindas manualidades se tejían con la totora de la laguna de Cochas, de allá, al pie del Guagualzhumi.

Años después, cuando en Paccha preguntamos por esta laguna, nos enviaron al poblado de Cochas y llegados ahí, nos indicaron que habían oído a los mayores de una gran laguna en las faldas del cerro, -allacito no más, por ahí vayan- y fuimos. Es que, el majestuoso cerro omnipresente en el valle Cuenca Azogues, a más de hito cultural, con su profusa biodiversidad, es fuente de agua y humedales que abastecen de la totora para la confección de esta ancestral artesanía. (O)