Sin respuestas

Luis Ochoa Maldonado

En post pandemia hay pobreza en el país con ineficacia en salud, educación, seguridad y movilidad. Reacciona la población con paro nacional ante los poderes constituidos, para mermar el encarecimiento de la vida. Más en realidad provoca incremento en precios de la canasta básica, que afecta la alimentación, mientras en nombre de los niños desnutridos, se preparan ventas de activos nacionales como el del Banco del Pacifico, por ejemplo, que da dividendos al gobierno que ahora lo administra con características privadas y mantiene la propiedad estatal.

El trabajo sustancial debe preceder a los problemas, como en la malnutrición, hay que actuar antes de llegar a la cronicidad, todo caso con desnutrición aguda debe ser tratado como urgencia médica, sino estamos discutiendo sin rumbo para mermar los altos índices de este flagelo, que es un reflejo de una organización social inequitativa, que se muestran con frecuencia hasta el 70% de los menores de dos años, en parroquias en donde no disponen de agua y alcantarillado, vías en pésimo estado y producción deficiente de nutrientes, por la migración hacia países extranjeros que paradójicamente han permitido aumentar el consumo en sus lugares de origen con las remesas enviadas por su esfuerzo.

Los servicios en salud ineficientes, dispendian recursos en respuestas inexistentes, como el que la próxima semana se entregarán medicamentos de consulta externa que no llega sino hasta los simulacros, lo cierto es que la salud sigue siendo una ficción y  queda para luego la dotación de insumos, equipamiento y personal idóneo, lo que significa atentar a la seguridad financiera de las familias, que ya no sufren solo los quintiles pobres sino también la clase media, que debe enfrentar con su peculio la recuperación de su salud. Si no alcanzamos a dimensionar este problema es porque jamás sentimos en nuestro entorno este drama humano, que marcha en su propio terreno de corrupción e impunidad, a vista del gobierno central, prefecturas, alcaldías, del legislativo y del judicial, en su nube rosada, que creen que el pueblo come humo, sin entender porque devienen los reclamos cíclicos. (O)