Ojos encandilados de luz poética

Aníbal Fernando Bonilla

El poeta escudriña los resquicios y grietas de la vida y de la muerte (como escorpión agonizante). Bebe el manantial de la recreación. A partir del mundo externo, su capacidad emotiva lo envuelve para provocar instrumentos líricos que deben ir más allá del lenguaje ordinario, ya que una de las características del poema es que su voz trascienda, provoque, revierta lo habitual. Como en una especie de relación confesional: poeta y poema se funden en un solo grito compositivo. 

Así parece ser el entendimiento versificador por el cual Camila Charry Noriega (Bogotá, 1977) transita en su poemario Otros ojos (El Ángel Editor, Quito, 2014), en cuyas páginas se plasma sus interioridades que son exploradas en toda la magnitud literaria. Ella escribe con plenas imágenes rindiendo culto a la majestuosa naturaleza, y también a los hechos frecuentes que producen huella y conmoción personal. 

Si en el andamiaje poético en general se transmiten aspectos tan comunes como el recorrido del bus, la compra de alimentos en el mercado, la noche de juerga, el paseo por las calles de la urbe, el beso de la abuela, los niños ante los juegos tradicionales, las pequeñas derrotas del día, en lapropuesta lírica en particular de Camila Charry sobresalen elementos vitales como el campo, el monte, el mar, las ramas, la lluvia, las estrellas, los animales, la tierra. Y, la remembranza familiar, los resquicios de la infancia, la referencia corporal, la patria lacerada, la violencia social, y el calor y dolor de pareja: “Mi mano toca tu mejilla/ busco con la lengua la humedad de tu boca/ y vuelvo a ser carne sin noche/ sin espinas”.

R. M. Rilke aseveró que “para un espíritu creador, no hay pobreza”, ya que la labor propiciadora de la perfecciónpoética jamás puede verse ensombrecida ante la carencia de recursos provistos de exaltación. En Otros ojos se constata aquella belleza creadora, en donde su autora fija la intención fecunda del cometido estético, expresado así: “Basta con cerrar los ojos/ para descubrir esa palabra/ que adentro arde/ y cubre de soledad/ todo cuanto hay”.