10 Días

Aurelio Maldonado Aguilar

Más de dos años ya de la pandemia y con la monstruosa necesidad de aislamiento, decidí vivir en el campo, en Tarqui y luego de prevenciones y cambios, fue lo mejor, pues hoy despierto en paz con el relincho de mis caballos que piden sus potreros y desayuno, muchas veces, con venados silvestres visitantes que pastan de mis cuidadas hierbas, sin el más mínimo recelo de mi presencia, pero atentos a levantar su blanca cola y desaparecer en el bosque si algo les parece fuera de lo habitual. El viaje de pocos kilómetros, no es obstáculo, pero si un gran problema, cuando cierran vías por paros. Llegado el lunes debía salir por pacientes y confiando en poder, encaré el camino. Estaba todo cerrado. Regresé, dejé el auto y me encasqueté ropa de moto y fui tras mi ruta pensando pasar así sin inconvenientes. Docena de chuchaquis, troncos, llantas humeantes, tierra y piedras aseguraban el paro. Apenas intenté enfilar mi moto, un mozo de veinte años o algo más, acercó y prendió fuego otra llanta, cosa que le costaba por estar en repugnante borrachera amanecida en jarana, sucio, babeante y apestando a licor, trataba de explicarme que luchaba por el pueblo. En su verborrea enrevesada y ebria intentaba nombrar costos de gasolina, alto costo de la vida, falta de trabajo y medicinas, cosas que son de real preocupación incluso en un borracho y cuando le pregunté en un tono amigable para no despertar su furia y lograr pasar luego si le estaban pagando por estar allí, sin ambages contestó que claro, aparte de comidita y trago contestó. Este movimiento es un engaño de la naropolítica. Buscan anarquía y tumbar el gobierno para de esta manera sacar provecho y espacio para sus trafasías. El diálogo, único instrumento racional que debió implementarse desde el primer día, no conviene a los manipulados por el prófugo, pues el mismo es causante y benefactor de cambios sociales y legales que ayudan a la droga e ilícitos. Base de Manta, radares, tabla de consumo, disminución de penas a mulas del narcotráfico, aceptar e incluir en su gobierno a pandilleros, aceptar financiamiento de las FARC y muchas otras cositas como millonarios negocios de delincuentes asociados que pactan en boato de piscinas de Miami, no pueden perder y se valen del rebaño pagado a gente que sirve de parapeto. Destruyeron el país y la paz nuevamente más ahora se escucha un grito “Iza terrorista, Correa financista” Trecientas respetables, independientes y altas entidades acaban de prestar su contingente para la mesa de diálogo y soluciones entre los dos confrontados, gobierno y movimiento indígena, más el inefable Iza no acepta. (O)