Un examen menos…

Caroline Avila @avilanieto

En la semana en la que las familias estamos celebrando el término de la vida colegial de nuestros hijos, el gobierno hace el enorme anuncio de eliminar, para el 2023, el examen Transformar.  Algunos se alegrarán con la noticia, con la idea de que con ello el acceso a la universidad será inmediato.  Lamento decirles que no será así.  Al eliminar un examen no se elimina el proceso y éste es necesario porque no hay suficientes cupos para recibir en las universidades a todos los bachilleres; y, porque previo al ingreso a una carrera universitaria es importante entender aptitudes y conocimientos básicos con los cuales los estudiantes puedan tener un mejor y menos frustrante desarrollo educativo en la Universidad.

Eliminar el examen desde la Senescyt devuelve el proceso de admisión a las universidades.  Salvo excepciones que siempre existen, la idea de buscar un cupo universidad por universidad nos lleva a largas filas, manipulación de turnos, atropellos e injusticias.  Circunstancias en los que las palancas y compromisos tienen más pesos en la admisión que los méritos y conocimientos de los estudiantes.  El anuncio del gobierno podrá significar un alivio temporal en el estudiante que no recuerda esta historia y que, con ingenuidad, pensará que era el examen lo que le impedía entrar a la Universidad.

Los problemas estructurales necesitan soluciones estructurales. Mayor número de cupos, diversidad en las carreras, propuestas tecnológicas, cursos o módulos de nivelación, son sólo algunas de las referencias que rectores de universidades públicas han manifestado como necesarias y urgentes para solucionar el problema de nuestros graduados.  Un desafío que no se resuelve con un examen menos. (O)