Cuenca en la academia (VI)

Jorge Dávila Vázquez// RINCÓN DE CULTURA

Nicolás Espinosa Cordero fue una personalidad completamente distinta a los intelectuales de su tiempo. No solo era un gran estudioso de la literatura, sino que sus inquietudes de historiador, de matemático, de gramático, aparecieron en sus múltiples estudios. Y queda su bella utopía de la traducción simultánea para quienes no conocen las otras lenguas, mediante un método que anticipa la computación más avanzada. Elaboró tres gigantescos diccionarios, que contienen no solo la palabra en su forma gramatical, como ocurre con los diccionarios comunes, sino las diversas variantes de su uso, que, según su criterio, facilitaría las tareas de comprensión de lo que se traduzca.

Fray José María Vargas nació en Chordeleg, pero se lo consideró siempre parte intelectual de Cuenca, aunque desarrolló su actividad cultural, sobre todo en Quito.

Evangelizó y educó a pobladores de la Amazonia, escribió importantes estudios históricos y sobre el arte ecuatoriano, que fue una de sus pasiones.

Don Luis Moscoso Vega atravesó la mayor parte del siglo XX, de 1909 a 1994. Se dedicó a la gramática, publicando incansablemente artículos y libros sobre el tema. Escribió novelas, la más importante y acertada de todas, “El espadachín Zabala”, por la recreación de ambiente, el inventario de costumbres y vivencias de la época y la acertada construcción del mejor de sus personajes, entre la novela y la historia.

Tuvo activa vida intelectual y realizó diversas producciones plásticas.

Antonio Lloret Bastidas fue inagotable en la gestión cultural.

Hizo hermosa poesía; marcó los límites y estableció los nombres de sus importantes contemporáneos, los literatos del Grupo “Elan”, el más notable que haya tenido Cuenca en el XX.

Le atraía la historia y amaba recopilar la obra, muchas veces poco conocida de poetas cuencanos, en extensos tomos y en sus anexos monográficos.

Gabriel Cevallos García fue, sin duda, una de las grandes figuras intelectuales del siglo XX cuencano.

Tuvo importante, extensa e intensa labor cultural, como profesor, como rector de la Universidad, y como periodista; le apasionaba la literatura y se ocupaba de ella, pero le atraía intensamente la filosofía y dejó importante producción histórica, mucha de ella concebida y creada para la educación infantil y juvenil. (O)