Intermedio musical

Jorge Dávila Vázquez// Rincón de Cultura

Prometí que luego de este necesario intermezzo seguiría con la serie Cuenca en la Academia, y así será; pero ahora, dediquémonos al tema elegido.

Cuenca es ciudad que ama los buenos espectáculos, y más sin son como el que voy a reseñar, mezcla magnífica de música clásica y danza.

Daniel Redrován nos ha entregado verdaderas joyas de arte, y el viernes de la semana pasada volvió a darnos unos muy gratos momentos, con la Gala Intercontinental de Ópera y Ballet clásico, en el “Teatro Carlos Cueva Tamariz”, uno de los escenarios más acogedores e impecable en cuanto a técnica de la ciudad.

La velada, de duración correctísima, estaba integrada por fragmentos de “Aída” de Verdi y “Carmen” de Bizet, más dos preciosos e inolvidables momentos de los ballets El lago de los cisnes y Don Quijote.

Las interpretaciones fueron de primera.

La mezzo soprano Maria Rakovi es una figura internacional de  voz soberbia, que lució sus mejores atributos tanto en la terrible Amneris de Aída, cuanto en la protagonista de la obra de Bizet.

La soprano Haidée Dabusti hizo una Aída estupenda, y las dos estuvieron acompañadas en la composición de Verdi por un barítono que ocupa los primeros lugares, por su voz, a nivel mundial, Carlo Cantoni, que hizo un Radamés impresionante y luego un Scamillo formidable en “Carmen”. Quizás lo único poco apropiado fue el atuendo de la señora Rakovi, en esta última, pues en la original jamás se la ve con esas galas que no corresponden a una gitana que trabaja, aparentemente, procesando tabaco, y que esconde a una seductora contrabandista, avezada e inescrupulosa.

La escenografía de la pieza verdiana bastante impresionante, más si se piensa que todo era fruto de telones pintados; la de Bizet resultó apropiada y bien incluso luego, para el hermoso “pas de deux” del Quijote.

No así el curioso marco utilizado para El Lago, que no tenía nada que ver con los extractos escogidos ni con parte alguna del ballet completo.

De lo mejor de la velada la intervención de los dos bailarines: Federico Fernández, estrella del Teatro Colón de Buenos Aires y la excepcional Camila Bocca, prima ballerina del mismo. Su técnica impecable y el impacto en el público, sobre todo de ella, tanto en Tchaikovski como en Minkus, fascinante.

¡Para recordar larga y placenteramente! (O)