“Cuenca a la italiana”

Hugo Lucero Luzuriaga

Si,la ciudad de Cuenca desde hace algunos años como que está tomando ciertas referencias de Italia, como que renegamos ser morlacos y vamos con tendencias europeas, como que no valoramos lo nuestro y nos hacemos eco de la tan cacareada globalización.

Lo mencionado podemos advertir en la gastronomía, pizzas por todo lado, de diferente tamaño, composición y sabor, obvio los locales con nombres italianos y muchos dueños descendientes del país europeo, ídolos futboleros de antaño y del presente, sobre todo del “cuenquita”, de origen argentino-italiano, futbolistas nacionales que tratan de hablar el idioma gaucho-italiano, en fin, Italia está adentrándose en Cuenca hasta el extremo inimaginable que un ciudadano italiano está de precandidato a la Alcaldía de la ciudad teniendo como carta de presentación la ayuda a los pobres cuencanos. Y, lo más llamativo de Italia, es la presencia desde hace muchos años de los sarcásticamente denominados “tallarines” a la cuencana, que se insertan en los postes de alumbrado público, verdaderos paquetes de cables revueltos que cruzan toda la ciudad y que producen una contaminación visual y un opacamiento vespertino de la urbe, además de que suman al desorden y antiestética de la Cuenca “Patrimonio Cultural de la Humanidad. 

Un progreso para el hombre la energía eléctrica, los teléfonos, el internet, pero casi todos necesitan de alambres o cables que terminan por formar los “tallarines” producto las más de las veces a una falta de planificación, adicionándose la viveza criolla y el consentimiento o el mirar hacia el otro lado de autoridades que permiten este desorden, incluso para conexiones particulares de parlantes, pantallas de tv. y afines.

Una solución total al problema es una utopía, sin embargo, es oportuno recordarles e insinuar a los precandidatos a autoridades de Cuenca que se debe en algo limpiar esta contaminación visual, proyectarse al cableado subterráneo, pero priorizando la planificación, cuidando el ornato de la urbe y para ello eliminado los “tallarines” cuencanos, versión injuriante del espagueti, símbolo de la cocina italiana. (O)