Veto total a Ley nesciente

Edgar Pesántez Torres

El grupo frenético que representa a la aglomeración fanática del perseguido de la justicia, celebró eufórico al grito de “regresamos” la primera vicepresidencia de la Asamblea Nacional de Marcela Holguín, periodista que, en los prolegómenos de la dictadura civil, junio de 2009, protestaba contra ese gobierno que amenazaba dejar sin frecuencia y sacar del aire a Teleamazonas, canal de su trabajo.

Otro periodista que por la misma época se desempeñaba en radio La Voz del Tomebamba, viviendo en carne propia la irascibilidad del dictador, salió del estudio y con alto parlante denostó la conducta y las acciones del déspota. Más tarde, por metamorfosis, se convirtió en lameculos del poder hasta que “alguien” lo palanqueó la Superintendente de Comunicación, desde donde sancionó a empresas y colegas. Marcela Holguín siguió su escuela.    

El 31 de mayo el “independiente” cañarejo Virgilio Saquicela fue ascendido a la Presidencia, ocasión que dio lugar a que resucitara la memoria de su paisano Ezequiel Clavijo, personaje que inauguró el famoso “camisetazo” consistente en cambiarse de tienda política e ideológica, es decir, vender la conciencia por prebendas del poder. Obviamente la diferencia es abismal, pues don Ezequiel descolló en otros campos de su vida como jurisconsulto, escritor y poeta.    

El 21 de julio Marcela Holguín y Darwin Pereira, correísta y “rebelde” respectivamente, fueron elegidos vicepresidentes de la Asamblea Nacional, Fernando Torres primer vocal del Consejo de Administración. Así regresaron. Cuatro días más tarde aprobaron la Ley de Comunicación. Antes la Ley mordaza fue reformada por Lenin Moreno y ofrecida por Guillermo Lasso su sepultura, con el noble propósito de conceder libertad para informar y opinar.  

Llama la atención que en ese espacio democrático en donde deben estar gente de quilates intelectuales e ilustrados, cuente con profesionales de la comunicación social que en nada han aportado al menos a la parte dogmática de esta Ley. De seguro no han entendido o no han estudiado la Teoría y Teorías de la Comunicación.

Legislar para la comunicación es como legislar para respirar, alimentarse o hacer el amor. La comunicación es una necesidad primaria, porque no sólo se comunica con el lenguaje hablado o escrito, sino con el lenguaje no verbal en un 70 %. Por tanto, hasta el título es de ignorancia monumental, que hace imperiosa la necesidad de un veto total por tarde el presidente Lasso y la sugerencia para que los asambleístas retornen a las universidades, pues demuestran nesciencia supina.  (o)