Terror

Aurelio Maldonado Aguilar

El país desbocado, pendiente abajo, inaugura nuevas estrategias de terror que van volviendo a la sociedad honesta y trabajadora, en víctima de execrables y drásticas injurias y muerte, especialmente en Guayaquil, donde más enraizada la causa, el narcotráfico, la desangra sin tener a quien volver los ojos por ayuda y protección. Corrido el año las cifras que no mienten, son de terror. Al momento se acercan a mil las muertes violentas por sicariatos y venganzas, casi todas con denominador común, las prácticas del narcotráfico, cuyas ganancias son tan enormes, que el maldito dinero fácil y abundante, enloquece a todos los involucrados. Corremos tras los pasos de Colombia y su experiencia aterradora con Escobar de mandamás, que no vacilaba en matar una o cientos de personas que le estorbaban, tanto políticos honestos, periodistas, como autoridades de control, con cualquier método criminal, de un balazo o bombas que terminaban con inocentes que se encontraban en el lugar o volaban en un avión comercial. Algo de diferente con nuestra realidad es que Escobar fue el capo mayor, con pocos cárteles conocidos que vivián sin mayores dificultades, tolerándose y evitando hacerse sombra, sin embargo, llegó el momento de la lucha por la hegemonía y fue cuando, una vez confrontados, detonaron bombas y se mataron entre ellos. En nuestro infeliz país, no se conocen nombres hegemónicos, pero si carteles como los tigerones, latín king y más diantres, que matan sin contemplación a sus rivales en las calles con fusiles y balas de grueso calibre, pero en las últimas semanas, utilizaron bombas de enorme poder explosivo, cuya metralla fulmina a quien esté cerca, sin importarles la vida de ninguna manera. Demostrado por la embajada estadounidense, la circunstancia de la existencia de narcogenerales como parte del negocio, facilitan el desarrollo del ilícito en aduanas y puertos, donde existe tanta libertad para sus movimientos que el Ecuador es el tercer país del mundo en decomisar droga, la que se descubre por casualidad y tan solo por el olfato canino. Conviene preguntarse ¿cuánto saldrá sin el menor problema en contenedores, buques y narcoavionetas en cientos de pistas clandestinas en medio de bananeras del litoral? Mientras todo se agrava, un gobierno timorato y acéfalo, no toma medidas drásticas que se requieren. El narcotráfico es semilla de corrupción que se regodea en poderes públicos y asamblea, mientras que Lasso y su cofradía de conmilitones, dan la imagen de minusvalía que cojea sin tomar grandes medidas, para los grandes males que nos asfixian. (O)