Cuentas dudosas

Juan F. Castanier Muñoz

Hace pocos días, el ex gerente de Petroecuador, Alex Bravo, quien se hallaba preso desde hace cerca de seis años, sentenciado por cohecho, delincuencia organizada y enriquecimiento ilícito, salió de la cárcel de Santo Domingo de los Tsáchilas, en donde se hallaba recluido, pasando a un régimen semiabierto, por decisión del juez José Guzmán. Según las sentencias respectivas, por el delito de cohecho debía pasar 60 meses en prisión, por delincuencia organizada 40 meses y el mismo lapso de tiempo por enriquecimiento ilícito. Suma total: 140 meses de prisión. Pero como en el Ecuador todo es posible, he ahí que el juez Guzmán, que seguramente debe tener algunos peritos contables en su oficina, ha vuelto a sumar los meses y ¡oh sorpresa!, a diferencia de lo que sucedió con el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, en el juzgado de Santo Domingo más bien disminuyeron los meses y de 140, sumados y resumados en un inicio, pasaron a convertirse en 100 y, como de acuerdo al Código Integral Penal (COIP), una vez cumplido el 60% de la pena se puede solicitar el cambio al régimen semiabierto, pues, entonces las cosas estaban dadas. ¡Viva la libertad!, al final qué más da, meses más meses menos.

La otra parte de esta sentencia es que Bravo tiene que cancelar al Estado la suma de seis millones de dólares y el juez ya se ha pronunciado que si en un mes no cumple con el pago mencionado, volverá a la cárcel. Como según sus panas correistas, Bravo fue sentenciado “sin más motivo”, “solo por persecución política”, ya se han activado las fuerzas vivas del correísmo, tanto aquí en el país como “allende los mares”, para recibir generosas contribuciones que permitan el pago del emolumento. Inclusive, se está planeando la realización de un BSI (bingo solidario internacional), con subsedes en Bélgica, México y Venezuela, al que se podrá acceder vía zoom, para ayudar a Bravo en tan difícil trance. ¡Qué pena, tanto dolor de cabeza!, y pensar que cuando detuvieron a este “angelito”, gracias a las informaciones del departamento de Estado de EE.UU., “el innombrable” negó rotundamente haberlo conocido. (O)