Ironías de la vida

Cecilia Ugalde Sánchez

Este fin de semana hemos celebrado un año más de la independencia de Guayaquil, son ya 202 años desde aquel 9 de octubre de 1820, en el que con el propósito de romper los lazos coloniales que existían con el Imperio español, y a decir de los historiadores, con muy poca resistencia, algunos próceres entre los que destacan Olmedo, Villamil, Antepara, Urdaneta, Letamendi, Febres Cordero, Ximena, Elizalde y Roca, lideraron la revolución que dio paso al surgimiento de la Provincia Libre de Guayaquil.

Mientras en Ecuador celebramos que un 9 de octubre la inicialmente llamada provincia de Guayaquil se liberó de la ocupación española, en España celebran que otro 9 de octubre la ciudad de Valencia se liberó de la ocupación mora.  Así es, cada 9 de octubre la actual Comunidad Valenciana celebra su día, en conmemoración del día en el que, en 1238, Jaime I, rey de Aragón, liberó a la Taifa de Valencia, también conocida como taifa Balansiya del poder de Zayyan, el último rey valenciano musulmán, dando lugar a la formación del Reino de Valencia.

Si bien pasaron casi 600 años entre un evento y otro, en la actualidad ambos se recuerdan y celebran el mismo día, el 9 de octubre, día que muchos asocian con independencia y libertad. Claro que muchos no son todos, el 9 de octubre también es el día en el que se celebra a San Dionisio de París, considerado en la Comunidad Valenciana como patrón de los enamorados, por lo que es costumbre ese día regalar la llamada mocaorà, que consiste en un pañuelo de seda anudado en cuyo interior se colocan dulces de mazapán con formas de frutas, además de los denominados piruleta y tronador, unos petardos que se prohibió disparar en estas festividades en algún momento y que para seguir presentes tomaron forma de golosina. (O)

@ceciliaugalde