Minería sustentable

Nicanor Merchán Luco

Hace no más de tres años sostenía que era muy difícil que una empresa formal de la minería podría mantener la sustentabilidad junto a su lugar de explotación, pero hoy he cambiado de opinión al observar los desastres ambientales que provocan la minería artesanal junto con la narcominería. Es realmente conmovedor, angustioso e irritable cómo esta clase de minería artesanal arrasa con el medio ambiente. El dicho dice: “para muestra un botón”; allí está la famosa mina ilegal de Buenos Aires en La Merced de la provincia de Imbabura, la que causa diariamente incesantes destrozos a la naturaleza o la minería ilegal de Ponce Enríquez o la de Zaruma, junto a muchas otras en la provincia del Azuay.

También he cambiado de opinión por la nueva tecnología que manejan las empresas formales o legales completamente diferentes a la que antes la utilizaban. La tecnología en este aspecto ha dado un brinco cuántico, la que hace posible que se mantenga la explotación de los minerales junto a la preservación ambiental y al desarrollo de la población. La minería industrial paga al Estado impuestos por su explotación; mientras que la minería ilegal y la narcominería, no aporta ni un solo dólar al Estado, y lo peor es que detrás de cada ilegal llega toda su familia para agravar la situación social.

El gobierno del Ecuador junto a su nueva política ambiental está promoviendo y defendiendo la sustentabilidad del trabajo minero cuyo objetivo sostenible se dirige a mantener “el desarrollo de los recursos minerales de manera que se obtenga beneficios económicos, sociales y, a la vez, minimicen los impactos ambientales”; es posible conseguir este objetivo con el uso de la tecnología, la reducción de la contaminación, manteniendo la cantidad y la calidad en el uso del agua e incluso ahora se habla de la minería ecológica. (O)