El rey de los memes

CON SABOR A MORALEJA Bridget Gibbs Andrade

En un lugar del Azuay cuyo nombre llevo tatuado en el alma, vive un alcalde que no soñó jamás en ser alcalde. Le tienen tanto cariño que le llaman “el memesitos”. Le toman fotos y realizan videos muy ingeniosos sobre su persona. También es famoso, pero no por sus buenas obras ni por su diálogo socrático, sino por sus palabras desatinadas y desfiguradas. Como las que expresó en aquella “batisalida” la noche en que el centro histórico lucía desierto, luego de que hordas de vándalos agredieron propiedades públicas y privadas mientras él se escondía en su baticueva.

“Unos quieren que me ponga de un bando y otros quieren que me ponga de otro. Aquí yo no estoy para bandos. Yo estoy para administrar esta ciudad. Me han preguntado sobre las medidas. Ya lo he dicho. ¡YA BASTA! Y para aquellos que andan haciendo memesitos, y que dónde está el alcalde y sus tonteras… la ciudadanía tiene derecho de expresarse. ¿Quién va a pagar todo esto? Voy a hacer todo lo que tenga que hacer, guste o no”… Una sinrazón. O, como las que dijo en la sesión solemne por los 202 años de la Independencia de Cuenca, refiriéndose a ciertos ministros cuencanos cuando tropezó con la lengua y les llamó unos hijos de…

Esta clase de expresiones y muchos más dislates le han granjeado su apodo. No deja de ser irónico que los memes que le hacen estén basados en su vida cotidiana. Y no los puede refutar, aunque quiera hacerlo con toda el alma.

Sobre su última metida de pata me queda una duda. Si a los funcionarios mentados, por su desidia, los tildó como lo hizo, ¿cómo se calificaría él después de tres años y medio de gestión? En el último feriado mandó a cerrar calles y avenidas congestionando aún más el tránsito vehicular. Y algo inaudito, ¡dio el visto bueno para que se lleve a cabo un concierto en el cuartel que linda con la autopista, transformándose esta en un cuello de botella con un tráfico infernal, con autos estacionados a ambos lados de la misma y con puestos de comida en plena vía! Un maremágnum incalificable que sólo su mente lúcida, corazón ardiente y manos limpias pudieron concebir.

En vista de que no será reelegido ni evocado como un buen alcalde en los anales de la historia cuencana, para el consuelo de su enorme ego sí será recordado, pero como el Rey de los Memes. Eso, es un hecho irrefutable. (O)