Navidades y fútbol

María Eugenia Moscoso C.

En esta ocasión, la llegada de las fiestas navideñas, han estado entretejidas con la cancha, la pelota y los goles. El mundo entero pendiente de un balón en la lejana Qatar, con su economía, su cultura y su religión. Ingente riqueza proveniente del petróleo y del gas, hacen de este espacio geográfico, el más rico del mundo árabe con solo 11.586 kilómetros cuadrados. Qatar se constituye como una monarquía absoluta con leyes extremadamente rígidas, ubicado en el oeste de Asia y en el este de la península arábiga, e incrustado en el golfo pérsico, con la más alta renta per cápita en el mundo, conformando el severo emirato de Qatar.

Este país pequeño, pero extremadamente poderoso, está concitando la atención de propios y extraños, hasta que finalice el mundial de fútbol. Entretanto, llegan las Navidades y es primordial que el sentido religioso de estas festividades se haga presente. El nacimiento del Niño de Belén, en un pesebre expuesto al frío, a la pobreza y a la sencillez, nos habla del sentido de limitación en unas fiestas en las cuales el exceso en lo comercial, en la decoración, desde lo público y desde lo privado y en esta ocasión desde el deporte, debería controlarse y compartir con los desposeídos, pues ese fue el ejemplo y el sentido de la Navidad. Del derroche excesivo en Qatar debemos pasar a buscar un equilibrio en el gasto para bien de aquellos que no acceden a satisfacer ni las necesidades básicas. ¡El mundo es un escenario de contrastes, muy difícil de ser controlado! (O)