¿Realmente estamos viviendo?

Karina Elizabeth López Pino

Las diferentes situaciones de la vida nos llevan a accionar de formas sorprendentes. Hay días en los que solo es necesario llorar desde la intensidad del alma mismo, otros días es oportuno tener iras como un mecanismo de defensa contra adversidades incontrolables. En otros amaneceres, es tan encantador reír hasta que las lágrimas rueden por las mejillas y en otros, solo se requiere encontrarse con uno mismo para dejar libre el pensamiento, la reflexión hasta finalmente, filosofar si estamos viviendo o hace rato solo habitamos en un cuerpo olvidando vivir con intensidad y luz.  

Por naturaleza humana nos entretiene la necedad y la ingratitud. Sufrimos tanto por bienes materiales o cosas que no compran felicidad. Una casa sin hogar no es más que paredes con techos y adornos lujosos y fríos. Para qué sirve tener tanto dinero si al final del camino uno es tan pobre que no tiene con quien disfrutar del auto del año, del banquete servido y de un outfit, que a nadie impresiona.

Sorprendentemente, llega un diagnóstico a consecuencia de una  enfermedad silenciosa y recién allí, intentamos entender la hermosura de la vida. Y claro al golpe duro de una noticia impactante cada día se convierte en el gran reto para sobrevivir  o quizá empezar a vivir intentando abrazar y  emitir  frases de amor. Sin ser Navidad se regala sonrisas con la intención de dejar una huella, un legado.

Estamos en esta tierra para cumplir un propósito, pero no todos aceptamos entendemos esta ley de vida. Entonces, cabe el consejo de cultivar y aflorar la emoción de empezar un nuevo día, semana o año como una oportunidad latente para crecer  como seres humanos y aportar en el desarrollo de nuestra sociedad dejando una marca personal que trascienda y perdure, más allá de tener o no aliento de vida.

Nótese que hay personas con diagnósticos graves cuya mirada tiene mayor vida que la de aquellos que pese a tener todo viven quejándose y reclamando los ¿por qué?  y ¿para qué?

Mi escrito es un homenaje a los valientes guerreros y guerreras que batallan una enfermedad  enseñándonos a ser agradecidos y a voltear nuestra mirada al Creador.  (O)