Sobre la soberanía

Juan F. Castanier Muñoz

La soberanía de un país tiene que ver con dos aspectos fundamentales, el uno, sobre la capacidad de un Estado o nación para tomar sus propias decisiones, ya sea en el orden interno o en sus relaciones con las demás naciones, de manera independiente, “soberana”, y, el otro, con la imagen de respetabilidad que logre un país, a través de posiciones serias y verticales.

Los movimientos de izquierda siempre han visto al tema de la “soberanía” como una de sus “banderas” en el orden político-ideológico, habida cuenta que no resulta difícil el oponer a la “soberanía” con el criterio de “el imperio”, éste último imponiéndose siempre y haciendo prevalecer sus reglas de juego. La independencia de “el imperio” entonces, luce como una de las metas a perseguir, junto a la plena vigencia de un Estado “soberano”, aunque, claro está, no resulta lógico ni coherente que se quiera conquistar la soberanía de un pueblo desde una tarima y con un discurso populista, envés de hacerlo con la práctica de políticas internacionales objetivas y maduras.

El alineamiento de ciertos gobiernos de izquierda frente a la caída del ex presidente peruano, aparece, más que una defensa inteligente y racional del gobierno de Pedro Castillo, una especie de espíritu de cuerpo “ideológico”, es decir, en lugar de esgrimir argumentos y razones en favor de lo que hizo Castillo como jefe de Estado, o para desvanecer las acusaciones de corrupción en su contra, se han dedicado a hablar de “acoso político”, “de confabulación internacional”. En otras palabras, lo defienden porque es parte del “grupo”, porque es antiimperialista, porque viene de abajo.

Es penoso, realmente, que cuando un gobierno tiene que pronunciarse ante una situación crítica que está viviendo un país vecino, lo haga, no al amparo de las leyes vigentes, ni del equilibrio, ni de la capacidad, ni de la honradez del gobierno cuestionado, sino al amparo, ciego muchas veces, de una ideología o de un determinado color político. Lamentablemente, la corrupción no es patrimonio de ninguna corriente ideológica, se la encuentra donde hay ambición y se han perdido los valores. (O)