Empantanamiento en el IESS

El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) debe ser una de las entidades más paradójicas, absurdas, y, a tono con las fechas actuales, cuaderno en blanco para cualquier inocentada.

Si dos vocales del Consejo Superior se perduraron durante casi una década en esta su máxima instancia; si el dinero de sus afiliados es la caja chica de todo Gobierno; si acumula deudas y bienes mostrencos; si la atención médica y la consecuente falta de medicamentos a casi nadie agobia; si tiene uno de los roles de pagos más extensos de la burocracia; si donde la corrupción siempre tiene luz verde, es evidente su casi postración.

Y aquellos son pocos de los tantos y tantos problemas del Instituto, convertido, además, y desde antaño, en botín político y encarnizada lucha de organizaciones sindicales, cada cual con su respectivo brazo partidista.

El Consejo Superior no puede sesionar mientras no esté completo. ¿Desde cuándo no sesiona, en tanto se le acumulan agudos problemas por resolver?

Las centrales sindicales, entre ellas el FUT, se disputan una vocalía con la Central Única de Trabajadores (CUT), aliada incondicional del correísmo.

Una acción de protección avaló el visto bueno de la Superintendencia de Bancos al calificar a Richard Gómez para aquella vocalía en representación de los asegurados.

Otra acción fue interpuesta por el FUT en contra de la resolución de la Superintendencia. Fue admitida a trámite, pero aún no se resuelve.

En conclusión, una pugna en manos de jueces radicados lejos del escenario de la disputa.

Los opositores a Gómez lo acusan por no reunir los requisitos legales. Si el juez falla a favor de ellos, su candidato asumiría la vocalía.

En ese hipotético panorama, la Superintendencia estará en una encrucijada.

Y mientras el vocal representante de los asegurados al IESS no se posesione, su Consejo Directivo seguirá empantanado.

¿Cuál será el verdadero trasfondo por estar en ese organismo rector? Los asegurados ni lo sabrán.