Solidaridad y deporte

Edgar Pesántez Torres

Mucho me quedó en el subconsciente (represa del consciente que aflora en determinadas situaciones para influir en la manera de actuar presente) cuando reseñé algunas actuaciones de los futbolistas campeones de América. En oposición con sus conductas escatológicas, recordaba al gran Capitán uruguayo Diego Forlán. Desde New Jersey, un devoto charrúa de “La celeste”, Marcelo Briosi, me envía este mensaje: “¡Excelente artículo! Una pequeña corrección: Forlán fue elegido Balón de Oro en Sudáfrica 2010. En 2002 el joven Forlán debutaba en un mundial por unos minutos, para luego quedar fuera en fase de grupos, empatando agónicamente 3-3 con una sorprendente Senegal”.

Excusándome por el desliz al haber dicho que fue distinguido en Corea-Japón, hoy quiero continuar con algo más. Me causó sentimiento de culpa por no haber contribuido al llamado de solidaridad de un aficionado argentino, previo a la gran final Argentina-Francia, quien solicitaba a los protagonistas de la final una actitud solidaria a favor de su compañero Amir, como, por ejemplo, salir a la final con un distintivo o hasta postergar o suspender la final, con el fin de llamar la atención del mundo sobre la posible sentencia a muerte del futbolista iraní.  Nada ocurrió, pues, lo que importaba fue la gloria y el dinero.

Amir Nasr-Azadani nació en 1996 en Isfahán, sur de Teherán. Comenzó su actividad profesional en el Sepahan Sport, equipo de su ciudad natal de primera categoría. En 2014 pasó a formar parte del Teherán Rah-Ahan, uno de los clubes iraníes más antiguos. Ahora se lo acusa de una enemistad contra Dios, la misma imputación hecha a otros que ya fueron sentenciados a la pena capital; pero, Amir aún está vivo. Por eso se quería una pronta intervención de solidaridad, en un momento que el mundo estaba expectante de la final de Qatar. Pasó lo que pasó, y sus compañeros hicieron mutis por el fuero.

La solidaridad es una actitud entusiasta y sincera por la que se toman como propias las necesidades de los demás y se pone empeño en conseguir el bien con la misma intensidad que se buscaría el propio. Es un valor que nos ayuda a ser una mejor sociedad. Alguna vez todos necesitaremos de solidaridad, incluidos los que perentoriamente son vitoreados y llevados en andas. La insensibilidad ha sido increpada, pero aún queda tiempo para actuar a favor de este futbolista. Los equipos y futbolistas pudieran dar ejemplo al mundo. (O)