Año viejo

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

El año que termina hoy es un año de varias lecciones. Algunas aprendidas y otras quién sabe.

Ya está claro que los problemas no son ajenos sino propios. A la vez, ha quedado demostrado que no todo es culpa del Gobierno o de un político determinado, sino que, con esfuerzo, emprendimiento, decisión y formación propia, se puede alcanzar el progreso de uno y de los suyos. Del entorno y de los otros.

El Ecuador necesita de compromiso y decisión. De personalidad para enfrentar los dilemas y además, de una población -medianamente- comprometida. Ahora bien, para cualquier fin siempre será fundamental contar con un mínimo de estabilidad política, financiera y social en el Estado.

La clase política ecuatoriana ha expuesto en este año ser mala, muy mala. Carente de capacidad y visión. Llena de oportunismo y miopía para el desarrollo y estabilidad. El 2022 deja un intento fallido de muerte cruzada de ansias del Legislativo. Indica una ausencia de asambleístas con cualidades mínimas para preparar normativa y ejercer fiscalización necesaria en defensa de los intereses del Estado. No de ellos, sino del país.

El Ejecutivo tiene un empuje en intervalos. Es decir, que ha obtenido significativos objetivos, pero sin una continuidad transformadora. Sin paso dos y tres. Hay respuestas a problemas inmediatos, pero una -lamentable- limitada fórmula para la planificación social e institucional a largo plazo. Se destaca el manejo financiero del Ecuador. Por cierto, gerencia que promete beneficios a mediano y largo tiempo en diferentes ramas. De hecho, es innegable que la economía es transversal a todo.

El Poder Judicial queda debiendo. Y mucho. Mientras la vanidad y la incapacidad de encontrar su propios derroteros y dificultades, impere; no podrá salir del enrollo. Ha perdido credibilidad, institucionalidad y seriedad. La Corte Constitucional, con la herencia de la conformación del 2018, es la única que aún guarda representatividad e institucionalidad. Ojo. Todavía.

Ese es el año viejo que se va. Feliz Año Nuevo 2023.  (O)