“Auditorio: Catalina Sojos”

Francisco Chérrez Tamayo

Celebramos el excelente acierto por parte del directorio de la Casa de la Cultura ecuatoriana, núcleo del Azuay; que desde el 7 de diciembre su sala de conciertos pasó a llamarse “Auditorio Catalina Sojos Mata”, en un merecido y justo reconocimiento a su gran trayectoria literaria como poeta, escritora, actriz y gestora cultural. Catita, como cariñosamente le conocemos, es un ícono cuencano, es un patrimonio cultural de la ciudad y del país, y sin temor a equivocarme, es una de las voces autorizadas de las letras, a nivel local y nacional. Entre sus principales obras podemos citar: Hojas de poesía, 1989; Fuego, 1990; Tréboles marcados, 1991; Brujillo, 1997; Cantos de piedra y agua, 1999; Láminas de memoria, 1999; El rincón del tambor (prosa poética), 2000; Escrito en abril, 2009; Antología personal, 2010; Ecuador, 2015. Algunas de estas obras han sido traducidas a varios idiomas, entre ellos al inglés, italiano y francés. Sus poemas abordan temas existenciales, eróticos, de identidad, poesía infantil y urbana, resaltando tradiciones y costumbres de su Cuenca querida. Sabemos que está  ligada a la cultura desde su infancia; su amor y devoción por las letras se mantienen muy latentes en las fibras más íntimas de su corazón;  no hay duda que por su sangre a más de glóbulos rojos, circulan letras y versos, que armonizados se transforman en preciosos poemas y textos que  deleitan al lector. A su prolífica obra literaria se suman una serie de reconocimientos y condecoraciones, entre las que podemos  resaltar el premio nacional de poesía Gabriela Mistral, el premio nacional de poesía Jorge Carrera Andrade; condecoración al “Mérito laboral”, 2009; representó al país en las jornadas hispanoamericanas de poesía en Madrid, en 1992; cuenta además con un sin número de condecoraciones y reconocimientos a su erudita obra poética y literaria; sin embargo como todo gran personaje, mantiene su sencillez y humildad, y no se envanece de sus atributos. En hora buena por este reconocimiento, mis felicitaciones a los directivos de la Casa de la cultura del Azuay, y mis parabienes para la homenajeada; que nunca deje de brotar su lírica, transformada en palabra certera, objetiva y educada, que cada vez engrandece más la cultura. (O)