Ferbola, una experiencia espacial y alimentaria en la Cuenca rural

ferbola cuenca
Hace cinco años, Fernando Moscoso abrió un espacio para compartir su amor por el campo y los caballos.

Fernando Moscoso, a quien se le conoce mejor como “Ferbola”, siempre estuvo rodeado de la naturaleza, de los animales. Por sus ancestros, él creció en los campos de la provincia del Azuay.

Y por esa crianza es que siguió con un modo de vivir que ahora lo comparte a través de sus alimentos y de una granja interactiva que montó hace cinco años en la parroquia Victoria del Portete.

Mientras Fernando crecía, los dulces y los encurtidos de sus abuelitas formaron parte de su alimentación. Ello lo llevaría a que, entre la transición de la adolescencia a la juventud, empezara a hacer sus primeros productos deshidratados, sus primeros dulces.

Con el apoyo de personas que fue conociendo en el camino. Y con su profesionalización como ingeniero agropecuario industrial, Fernando creó “Ferbola”, una marca de productos deshidratados y dulces.

Para desarrollar la marca, Fernando montó un laboratorio en Susudel que se quedó chico una vez que él empezó a distribuir sus productos en distintos espacios de la provincia del Azuay.

Tras dos años de búsquedas encontró el lugar ideal que no solo serviría para armar un nuevo laboratorio. También le sirvió para crear “Ferbola caballo y café”.

Un espacio para interactuar

El campo, los caballos y comer bien. Esa es la consigna que lleva Fernando en su día a día, y que trata de compartirla con las personas que llegan hasta su granja.

Al entrar en el espacio que se alza en el kilómetro 16.5 de la vía Cuenca-Girón, el público se encuentra con una casa de árbol, con un lugar para los caballos, las gallinas, los conejos, los perros y los gatos.

También se encuentra con un espacio en donde Fernando, junto a su esposa Ximena Márquez, deleita a los comensales con lomos, sánduches, pizzas, platos vegetarianos y desayunos.

Eso sí, antes tiene que deleitarlos con una picadita que está compuesta por su línea de productos: deshidratados, dulces y encurtidos. Probarlos todos deja un sinfín de sabores en la boca.

Una vez comidos, los visitantes pueden recorrer las instalaciones que funcionan como una granja interactiva. Y para ello, Fernando les entrega un kit de alimentación, que contiene pan para los perros o gatos; fruto seco para los caballos; maíz para los pavos y gallinas; y un balaceado para los borregos.

Con el kit, niños y adultos se pasean por la Ferbola. Mientras alimentan a los animales, los visitantes pueden sentir los vientos de Victoria del Portete.

Además de vivir esa experiencia, asimismo están disponibles los caballos para los paseos más largos.

A través de un camino de tercer orden, los paisajes se ensanchan y el campo que disfruta Fernando Moscoso a diario también pueden disfrutarlo todos aquellos que lleguen “Ferbola caballo y café”. (I)