Un verdadero deber cívico

David Samaniego Torres

No sé si a ustedes les pasa lo mismo que a mí. Les cuento lo mío porque bien puede servirles saber que algo parecido nos pasa a todos. Bueno, ¿qué es lo que pasa?  Les voy a contar con pelos y señales porque es una forma de compartir problemas y juntos encontrar las mejores soluciones.

El cinco de febrero estamos convocados a sufragar, es decir a depositar nuestros votos para diversas dignidades y, además, a dar nuestro SÍ o NO, a la Consulta Popular, originada en la Presidencia de la República. Aquí viene lo bueno y lo difícil para mí.

1.Sobre la Consulta popular no tengo mayores problemas. Las ocho preguntas requieren un sí como repuesta para empezar a corregir tantas cosas que fueron dañadas, malévolamente, en los últimos quince años. Esta votación, además, dirá al país si cuenta o no con gente capaz de respaldarlo y de corregir errores a fin de poner un detente a tanta fechoría institucionalizada en los últimos años. Como les dije, esta misión espero cumplirla a cabalidad y para esto me estoy preparando.

2.El resto de votaciones me preocupa. Existe tal cantidad de aspirantes a prefectos, alcaldes, concejales, etcétera, que me es casi imposible conocer la historia de cada uno para dar mi voto por uno de ellos, tampoco sé lo suficiente de las agrupaciones políticas que llevan nombres que dicen mucho o nada. Frente a este rompecabezas político es necesario tomar una decisión al menos ocho días antes de la votación y cuando llegue el momento tener a mano ´la polla´, con los nombres seleccionados para dichas funciones. La decisión debe ser tomada antes de ingresar al recinto electoral.

3.Esta es mi tarea que la haré antes que muera enero, es decir, unos días antes de las votaciones quiero saber exactamente el destino de mi voto. Aquí viene la gran pregunta: ¿cuántos compatriotas tendrán la preocupación que yo tengo de escoger gente capaz y honrada para las diversas dignidades? ¿Cuántos tendrán el tiempo para hacer las debidas averiguaciones? ¿Cuántos se dejarán convencer por aquellos que regalan cosas y ofrecen el oro y el moro, es decir, cuántos llegarán al recinto electoral sabiendo aquello que deben hacer o simplemente serán ecuatorianos que votan por amigos o compadres? Pobre patria nuestra si no empezamos a ser ciudadanos conscientes. Votar responsablemente es cosa seria, de vida o muerte. (O)