Tramo final de la campaña

En estos últimos días de campaña electoral, el país soportará una feroz arremetida de quienes aspiran a conseguir votos.

Los ecuatorianos llegarán a los ya devaluados “días de reflexión”, cansados de soportar ofertas y más ofertas, las más sin saber cómo ni cuándo serán cumplidas, si convienen o no; peor si el marco jurídico permite o no ejecutarlas; y, mucho peor, si los presupuestos alcanzarán, incluso la capacidad de endeudamiento sea de Municipios o Consejos Provinciales.

 La capacidad, en especial la necesidad de discernir, ha quedado corta ante la irrupción de la campaña en las redes sociales, el medio más directo, espontáneo y visual para interactuar como quiera, con quien quiera y cuando lo quiera.

Y por eso, en este tramo de la campaña habrá de todo, en especial, en la plataforma digital preferida: Tik Tok, donde los candidatos se muestran histriónicos, banales, vaciados de sus propias personalidades; donde no importan las ideas, peor el real concepto y trascendencia de la política. 

 Hay un condimento adicional: el escándalo derivado de la filtración, por capítulos, de audios cuyos efectos podrían incidir en la campaña, en especial, de la consulta y referendo constitucional.

El Gobierno, promotor de la convocatoria, víctima de sí mismo por no actuar a tiempo, del desconcierto y de sus contradicciones, está contra la pared.

Quienes se oponen a las preguntas, sobre todo el correísmo, encontraron en bandeja servida aquel affaire. Por ejemplo, la comisión integrada en la Asamblea Nacional para “investigar” a los responsables políticos buscaba un golpe de efecto convocando, para el próximo jueves, al presidente Guillermo Laso. Pero desistió.

Mientras, las investigaciones en la Fiscalía pueden durar hasta dos años para, recién plantear acusaciones, si las hubiere, a los involucrados.

Los electores –cuándo no- acudirán a las urnas atiborrados, confundidos, desengañados, en cuyos casos prevalecerán las emociones, las antipatías y el enfado.